Fueron 12 Toros 12, cuyas lidias vimos para iniciar este 2017, el primero de enero; resultando lo más notable lo hecho por el español de Jaen, Manuel Ocaña Serrano ante un buen toro, el 516, “Alfarero” de nombre de García Méndez en la corrida de feria del Señor Nuestro Padre Jesús en Aquixtla, Puebla, toreo de academia, culminado con el inspirado y taurino hecho de torear con un sombrero de charro en la mano.

Por la noche en Tlaxcala en la “Ranchero Aguilar” se lidiaron 6 cárdenos 6 de Tenexac, festejo en honor de la nueva señora presidenta de esa ciudad capital. El festejo era eso, un festejo, y los tendidos de “La Ranchero” por poco y se llenan de parroquianos a quienes la ropa bien les delataba que venían de la comelitona y los rostros abotagados, de enrojecidos cachetes y el andar haciendo “eses”, daban cuenta de lo ingerido. No eran aficionados y por tanto nada supieron apreciar lo que ahí se dio, lo que por la puerta de toriles salió.

Al no ser los parroquianos, aficionados con carnet; si no simples festejantes, pues festejaron todo: rodillazos, trapacinas, trapazos y sobre todo, los ejecutados por arriba de la cabeza por el diminuto torero presentado con pasaporte galo-hispano y que está totalmente fuera de época, pues, debió haber hecho buena pareja con el “Talín”.

Mucho aplaudieron y festejaron ajustadísimas nalguinas con mucho embarradero de glúteos en los hijares de los cárdenos, en grotescos molinetes, por supuesto una vez que los pitones del toro hubieron pasado.

Pregunta: ¿No Habrá en Tlaxcala un veterinario al servicio del Instituto al cuidado de lo taurino, que dictamine, sí se permite o no la lidia de un toro convaleciente de una severa cornada interna? El volumen de la masa era muy notable, y aun así el cárdeno claro número 222 no encontró torero a modo y pese a su convalecencia; el tumbo a Fermín Salinas fue además de sonoro, espectacular; junto con el derribe del caballo, precedido del arranque desde los medios de la plaza, cabeza abajo en franca, limpia y linda embestida.

La fiesta brava en todo su esplendor; el toro mostró codicia enorme y sacó también a flote una honorable nobleza.

Pero aun así, pese a la puñalada trapera interna que el tenexaco traía, brilló con esplendor su bravura y cabe la interrogante; ¿Que hubiera sido de su lidia, si sale al albero en plenitud de facultades?

Y, así, nos dieron las diez, las once y casi las doce y los 6 cárdenos, se fueron al destazadero con los pares de orejas que traían sujetas con cinta Scotch.

Lo más inspirado de la jornada del primero de enero fue el toreo con mexicano sombrero del hispano Ocaña Serrano.

Toreo de mucha técnica es el que hace Ocaña Serrano y el “garcíamendeño” se prestó para eso.

Desde los medios se arrancó, muy de largo, el 222 embistiendo con cabeza baja al caballo.