Todo mundo lo ha sabido todo el tiempo. No se trata de una leyenda urbana, sino un caso bien documentado.

Sin embargo, se ha permitido y hasta se ha fomentado la impunidad para que el gobernador saliente de Puebla, Rafael Moreno Valle, haya espiado durante su sexenio a sus adversarios políticos, incluso a los de su mismo partido, empresarios y autoridades federales.

Ahora, la confirmación de esta práctica ilegal, un delito a todas luces, del morenovallismo, viene desde el prestigioso periódico estadounidense The New York Times.

Nada de lo que revela el reportaje “Cyberwar for Sale”, del reconocido reportero Mattathias Schwartz, especialista en temas de seguridad nacional, es aparentemente nuevo, salvo el caso específico de la exdiputada panista Violeta Lagunes, como víctima, y una que otra anécdota de albiazules.

Aunque el trabajo periodístico se concentra principalmente en el hackeo de correos electrónicos, hay indicios de que el presunto espionaje orquestado desde Casa Puebla es más amplio e incluye intervención de teléfonos.

Era de esperarse que la administración de Enrique Peña Nieto hiciera algo al respecto, pero difícilmente se meterá con su principal aliado con miras a minar al Partido Acción Nacional (PAN) en las próximas elecciones presidenciales.

Así es visto el mandatario poblano, como un agente doble dentro del PAN, que beneficia al Partido Revolucionario Institucional (PRI).

De sus andanzas ha sabido todo el tiempo el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), de la Secretaría de Gobernación, que encabeza Miguel Ángel Osorio Chong, por cierto uno de los espiados en conversaciones que han sido publicadas.

La dirección del centro de operaciones del morenovallismo, las personas involucradas y hasta el equipo y sueldos de ese personal han sido documentados por el periodista Fernando Maldonado, colaborador de Intolerancia Diario.

“Desde que ganó la gubernatura en 2010, dicen los oponentes de Moreno Valle, sus ambiciones han crecido y se ha recurrido a medidas cada vez más duras y amenazas para mantener el estado de Puebla —incluyendo miembros de su propio partido—, bajo control”, narra el reportaje en The New York Times, para describir el porqué del espionaje, con base en las ambiciones del "presidenciable".

Se espía en Puebla, desde el gobierno y lo saben incluso fuera de nuestras fronteras.

Existen, hay que recordar, varias denuncias al respecto contra "quien resulte responsable", como las que ha interpuesto la excandidata a la gubernatura por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), Roxana Luna Porquillo.

Se ha espiado a todos: políticos, del mismo PAN, al igual que perredistas, priistas, a los funcionarios del gobierno estatal, a periodistas, a empresarios....

Se ha espiado por todo: elecciones, venganzas, morbo, intenciones inconfesables...

Se ha espiado de todo: vida privada, actividades políticas, movimientos sociales, charlas de enamorados...

La pregunta es ¿por qué no pasa nada?

La respuesta parece sencilla, Moreno Valle tiene fuero especial en el ánimo del gobierno de la República.

No se podría explicar de otro modo.