En la campaña por la gubernatura de 2010 —justo el 31 de mayo—, Moreno Valle soltó la frase: "En tres años o cumplo o me voy".

Para fines electorales, el lema surtió sus efectos, aunque en el fondo sus promesas eran sueños que nunca se alcanzarían a realizar.

Dentro de esas promesas estaba el rescate de la presa de Valsequillo, que incluía toda una ciudad verde, involucrando a ejidatarios y a las juntas auxiliares de Azumiatla y Tecola, que colindan con la presa y que son consideradas como asentamientos de extrema pobreza.

Para nadie en Puebla es un secreto que el rescate de la presa de Valsequillo resultó un engaño y que hoy por hoy es una cloaca y el corredor que se construyó a la orilla del río Atoyac luce vacío, una vez que nadie quiere correr en ese lugar por los fétidos olores.

Sin duda, el agua es uno de los fraudes del sexenio, ya que no hay un río en Puebla que pueda presumir de haber sido saneado, pese a las promesas del gobernador Moreno Valle.

Las plantas de tratamiento en el estado son muladares abandonados y el rescate de las presas como Valsequillo, Nuevo Necaxa y la Soledad, en la Sierra Norte, quedaron solo en el discurso de aquel 31 de mayo.

En descarga del gobierno de Rafael Moreno Valle, el agua sí tuvo un papel preponderante. Un ejemplo de su preocupación por el agua es el hecho de haberle otorgado la concesión para la explotación de este líquido a la empresa Agua de Puebla.

Lamentablemente, esta concesión terminó demostrado que todo lo que tocó Moreno Valle tenía que ver con negocios multimillonarios.

El agua no fue una preocupación ni un compromiso con los poblanos, sino una más de las oportunidades de un suculento negocio para el Señor de Los Cerros.

Lamentablemente, el gobernador lucró en estos seis años hasta con el llamado vital líquido.

Si hizo negocio con la obra, con la salud, y con los programas sociales, ¿por qué no lo iba a hacer con el agua?

Y al final, las promesas quedaron en eso y Moreno Valle —pese a no cumplir— no se fue como lo había prometido.

Pasaron seis años, jamás cumplió y nunca se largó.

Que lo compre quien no lo conozca.