Si no hay cambio de último momento, en los próximos días estará por ser confirmado el poblano Daniel Vázquez Sentíes como titular de la Secretaría de Seguridad Pública en el Estado, como adelantó la Parabólica en noviembre pasado, en lugar de Jesús Rodríguez Almeida que llegó al cargo en agosto de 2015, cuando en julio de ese año, fue obligado a renunciar Facundo Rosas por el escándalo de sus mandos coludidos con una pandilla de ladrones de combustibles.

Vázquez Sentíes es quien en estos momentos coordina los trabajos de entrega-recepción en la dependencia responsable de prevenir el delito, para la llegada del nuevo gobierno de Tony Gali Fayad, a partir del 1 de febrero.

Hace unos días cuando el nuevo gobernador se entrevistó con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, éste habría expresado la posibilidad de recomendar a algún responsable para el área, cosa que no ha sucedido.

El tiempo avanza

Y ya que de temas de seguridad se trata, ayer trascendió entre la tropa de uniformados estatales que los subalternos de Rodríguez Almeida, Rodolfo Hernández Gaspar, Subdirector de Delegaciones de la Policía Estatal Vial y de Anuar Fernández Redondo, Director General de la Policía Estatal Preventiva dijeron ‘no’ pero ‘sí’ al pase de charola.

Empeñados en llevarse unos miles de pesos más en los bolsillos ahora que formen parte de la estadística del desempleo, decidieron mantener en 500 y 600 pesos el cobro de la cuota por ausencia o permiso de cada uno de los elementos uniformados.

Claro a esta cifra hay que añadir los 350 pesos que todos los días deben entregar los responsables de cada una de las 32 patrullas por turno y cosas así, como muy de la Cueva de Alí Babá y sus 40 ladrones, pero con charola.

La mañana de este viernes se va a apersonar en el viejo inmueble de la 5 Sur número 1105 del Centro Histórico de Puebla que alberga las instalaciones de la Auditoría Superior del Estado, el exedil de la capital, el panista Eduardo Rivera Pérez.

El expresidente municipal que acompañó el primer tramo de la administración del gobernador Rafael Moreno Valle lo acusan hasta del mal clima en el mundo, cosa que ha sido vista como la venganza política por su cercanía con Margarita Zavala Gómez del Campo y los ortodoxos del panismo, además de su potencial crecimiento en las mediciones de opinión rumbo a la elección para gobernador en 2018.

La asistencia de este activo del panismo doctrinal a las oficinas de David Villanueva, un morenovallista sin pudor es más un acto político que administrativo. No debe ser visto de otra manera.

Otro que dio señales de rebeldía política, pero en el PRI fue el regidor de ese partido en el Cabildo de Puebla, Iván Galindo Castillejos. En su muro de Facebook escribió una sola oración que parece anticipar su salida de ese partido político. En un ejercicio de especulación usuarios de esa red social anticiparon su llegada al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Lo único tangible y comprobable es que la semana pasada tuvo un altercado tuitero con el dirigente del PRI municipal, José Chedraui por haberse despojado de su ropaje de líder político para dejar ver su lado empresarial y convalidar al gobierno panista de Moreno Valle, del que el mismo priista es promotor y proveedor.

Mal pinta al priismo si soslayan el enojo y la rabia que militantes de cepa tienen hacia sus dirigencias por la sumisión que han mantenido frente al grupo que encabeza el mandatario poblano, sobre todo cuando se está en la antesala de un nuevo relevo en Casa Puebla.