Las historias que se cuentan son las denuncias que la Fiscalía General del Estado (FGE), han minimizado.

Estas tienen que ver con los grupos de mafiosos dedicados al robo de hidrocarburos.

De noche han sido visitados varios ‎propietarios de negocios que operan con hidrocarburos.

Las visitas no han sido nada cordiales.

Las familias de estos comerciantes han sido amordazadas, maltratadas, todo con tal de que acepten comprarles gasolina o sufran las consecuencias.

Como primera advertencia, les han robado todos sus valores e incluso vehículos.

La segunda advertencia puede ser un secuestro o la pérdida de la vida.

En la zona de “El Triángulo Rojo" ya existe una gasolinera que fue baleada por hombres armados que dejaron una advertencia a la propietaria.

Otros ataques han ocurrido a empresarios que se dedican a la venta de gasolina, la advertencia es "o les compran o les compran la gasolina que se roban".

La FGE tiene conocimiento de estas amenazas, pero si no interviene de manera directa, con la Agencia Estatal de Investigación, mucho menos lo va a hacer con las amenazas, que las califican como eso, amenazas, y no les dan importancia.

Las guardias armadas

Lo que tampoco esta administración de gobierno puede evitar y va a heredar a la siguiente, son los grupos de vecinos que se están armando para proteger ‎sus intereses y sus vidas.

En esa zona va a pasar algo similar a lo que ocurrió en Michoacán, donde en los municipios afectados por el crimen organizado se crearon los grupos de vecinos armados para enfrentarlos y correrlos.

Algo similar comienza a gestarse en la zona oriente de Puebla y de algunos otros puntos del estado, como en Matamoros, donde las guardias comunitarias ya se preparan para enfrentar al crimen organizado.

Las guardias comunitarias han sido reportadas desde varios municipios.

Algunas de estas tienen infiltrados a grupos de maleantes que esperan apoderarse de las plazas para el robo de hidrocarburos.

Cuando de verdad este gobierno reconozca que se les fue de las manos el huachicoleo, va a ser demasiado tarde.

Nos vemos cuando nos veamos.