Salir de Medellín, Colombia ya cerca de la media noche para abordar el vuelo de casi 5 horas a la  CDMEX, medio descansando  en el avión en duermevela, un duchazo; vestirse de luces todavía zombie para partir plaza en La México, a lado de Sebastián Castella y de un Payo, cada día más guerrero, un Octavio García que anda peleando su sitio y justificándose en los grandes carteles.

De la hermosa plaza La Macarena en la no menos bella Medellín, donde en su feria de La Candelaria alternó, sábado por la tarde con  el Maestro Enrique Ponce quien cortó dos orejas y maculó una catedra de bien torear en el otro toro con la espada, mientras, el peruano le tumbó dos y una, a toros de Ernesto Gutiérrez.

Ea Ave Maria, pues. Todo ello en segunda de feria, tarde de alternativa de Juan de Castilla, torero de la tierra, plaza llena y en barrera el mecenas del toricantano, el antioqueño más ilustre Fernando Botero en una verdadera corrida de postín.

Pues en contraste brillante de lo que aquí comentamos, algo que no debe hacerse, de salir de una plaza de importancia para volar semi-dormido 2 mil 952 kilómetros, más traslados en tierra, de Medellín a Rio Negro donde se ubica el aeropuerto y luego la levedad del tráfico en el ex DF, a otra plaza que es catedral del toreo.

En contraste decíamos, el valenciano, Enrique Ponce se encuentra en México desde 10 días antes del enorme compromiso de la corrida de este  sábado 4 de febrero. El adiós definitivo de los ruedos de Eulalio López “Zotoluco”.

El Maestro Ponce consiente y responsable ha iniciado desde el viernes pasado su preparación en el campo bravo mexicano en la casa de toros criar de don Fernando de la Mora. De donde procederán los toros a estoquear en la cumpleañera en su LXXI Aniversario.

De la del domingo pasado frente a astados de Los Encinos de don Eduardo Martínez Urquidi ha salido triunfador un cada vez más serio, más sereno y todo un profesional el de Nimes, Francia, Sebastián Castella que en acto de verdadera justicia ha cortado dos peludas, mientras Roca Rey en otro acto de justicia ha sido premiado con una oreja reconocimiento muy acertado a la ejecución didáctica; soberbia manera con clasicismo del arte de Matar reses bravas, yéndose por derecho y sepultando el acero en el sitio correcto con una ejecución limpia, clara que debiera haberse grabado, para que expuesta en ralentí sirva de material de enseñanza para quienes quieren bien ejecutar este arte.

El peruano ha ejecutado la suerte con entrega absoluta, sin salirse de la zona de peligro y portando dos enormes tompeates, de los que muestra cuando quieto se queda tal como se muestra en la fotografía, aunque el rostro muestra los estragos de la noche malpasada de viaje.

La imponente presencia de su majestad El Rey que fue a saludar a Roca Rey.

El Maestro Enrique Ponce sobria, elegantemente vestido en labores de tienta con don Fernando de la Mora.

Sebastián Castella en soberbia trincherilla. Dos orejas muy bien otorgadas.

Andrés Roca Rey, los toros de “Los Encinos”; dos de su lote y uno de regalo le pidieron mostrara su carnet.