Verdaderamente digna de admiración y encomio es la afición taurina de la Plaza más enorme del mundo: La México, una manifestación maravillosa de cariño y afecto a su torero que se despidió de la gran cumpleañera, un día antes de su aniversario, el pasado 4 de febrero, pero, las imágenes, bien sabemos y apreciamos, lo dicen todo.

Despedida con apego al protocolo: De rodillas en el albero, en el tercio, Eulalio López Zotoluco, lágrimas en los ojos, se hace cortar por sus hijos —como debe de ser—, el añadido o coleta de Matador de Toros.

Teniendo a su espalda a los chiquillos invidentes pertenecientes a la FUNDACION ZOTOLUCO ejemplar oenege formada con ideas y recursos del propio torero de Atzcapozalco, que ha sido una ayuda enorme a estos niños mexicanos.

La maravillosa expresividad de la foto en blanco y negro, captura de la lente de Arjona: El Maestro Ponce, el clasicismo del relajamiento total. Lo natural al torear sin la engañosa pirotecnia de los garigoleos muleteriles. (FOTO: Arjona)

Auténtica “salida a hombros” con “olor a multitud”, vea Usted y aprecie las expresiones de satisfacción y camaradería, amistad de la buena entre ambos Matadores: Zotoluco y Ponce. ¡Qué horrible, qué feo! Comparar esta escena con las que a menudo se publican; de un “costalero”, amigo, hermano, compinche, palero o trabajador de plaza que por el valor de un six’s de chelas, y aparecer en la foto, se presta a salir pujando, sudoroso; sacar cargando a quien paga por vivir en la mentira de falsos triunfos. (FOTO: de Manolo Briones que fue compartida y retuiteada infinidad de veces).

Bueno, y de la fastuosidad y magnificencia de la escena, la foto lo dice todo: Zotoluco toreando en los medios, la Banda de la Plaza México, tocando “Las Golondrinas” y desenas de miles de celulares con su luz encendida. Escena monumental montada de manera totalmente espontanea, sin ensayos, sin un guion previo...Esa es la grandeza de nuestra fiesta y una afición admirable. 

El 5 de febrero, gran fiesta de cumpleaños se interpretó el “Paso doble” más hermoso que en esa plaza se ha escuchado el “Himno Nacional Mexicano”. Para enmarcar muchas cosas en un solo momento: el LXXI Aniversario, la libertad y prevalencia de la fiesta y los momentos de urgencia de unidad nacional que vive el país.

Literalmente José Antonio Morante, el de la Puebla del Rio, se soltó el pelo, abandonando el cuerpo para torear con el alma. El sevillano reafirmó su romance con la afición de La México.

Con la mano más baja no se puede torear. A nivel magistral el toreo de Julián López, el Maestro Juli, ha venido a dejar muy claro que esa plaza representa, significa mucho para su amor propio y así lo demostró toreando a nivel genial, toreo de Aurum purum.

Por último, en la del 5 de febrero se presentó a confirmar un jovencito, Luis David Adame, se le vio nervioso, compungido desencajado, parecía que le pesaron; cartel, fecha, plaza y alternantes. Pero no. Estaba enfermo, convaleciente de una herida por cornada que hizo dehiscencia, se abrió y ahora tiene que cicatrizar por Segunda Intención.

Me abstengo de externar opinión si su presencia fue un error, tropiezo o fracaso. Pero él tiene un hermano mayor, José Guadalupe que en las Rs Ss le puso un mensaje, textual: “un tropiezo a veces también es un triunfo…”