Como te diré, lector querido: habemus regis — tenemos nuevo rey— (para aquellos que no dominan el latín).

Galis Regis camotae urbus —Gali, rey de camotilandia—. Optimus corrupta estancia prebalecem —la corrupción continúa—. 

Veremos de qué lado masca la iguana, dirían en mi pueblo. A ver si ahora sí tenemos un gobernador que gobierne para tooodo Puebla y no solo la avenida Juárez y los alrededores de la Catedral.

Ojalá que se dé una vueltecita por San Andrés y San Pedro Cholula, a ver si puede circular por el área, a menos de que también se haya convertido en un moderno volador helicopteril. De ser así, ya valió, o mejor dicho: ya valimos.  

La esperanza es lo último que muere, ya no me importa si la esperanza viene de un partido o de otro, por una simple razón: han hecho hasta lo imposible para que el pueblo los vea como una misma porquería manipulada por una clase social muy selecta que ha aprendido a vivir del engaño y la corrupción, de la cual solo se salvan unos pocos.

Solo podemos tener esperanza por algo que sabemos existe, sobre algo que intuitivamente sabemos que es posible, lo que quiere decir que cuando menos, muy dentro de nosotros, existe la creencia de que se puede vivir sin tanto lodo alrededor, a pesar de que tenemos el lodo hasta el cuello.

Así es, lector querido, algo anda mal con nuestros objetivos de vida donde el poder es lo único que vale, donde pensamos que el poder es lo único que nos puede hacer felices y al final, simplemente nos olvidamos de vivir  y solo habremos alcanzado una vida vacía, irónicamente llena de vacío, miedo y soledad.

Así, lector querido, que hay que mantener vivo en nuestra mente el recuerdo y la esperanza de que podemos decidir entre el poder y el vivir… simplemente vivir, con la cara al sol, como las iguanas.