La publicación de Intolerancia Diario donde se da a conocer que el salario del líder estatal de Acción Nacional es de 106 mil pesos tiene muchas aristas.

De entrada, debe ser ofensivo para los verdaderos panistas de Puebla saber que un jovencito venido de la nada y sin mayores méritos que el de ser un incondicional de Martha Érika Alonso reciba un sueldo de ese nivel.

Por increíble que parezca, este mozalbete bueno para casi nada —solo sirve para decir: lo que usted mande—, tiene un sueldo equiparable al de cualquier miembro del gabinete estatal.

Gana apenas 18 mil pesos menos que el gobernador y rebasa a todos los magistrados y diputados locales.

Si bien es cierto que este sueldo se tasó desde que el Comité Directivo Estatal era presidido por Rafael Micalco, hay que decir que entre uno y otro hay una enorme diferencia en sus capacidades políticas.

Para no ir lejos, ayer “El Tigre” Humberto Aguilar dijo que el sueldo de Giles era más que inmerecido, porque no se le puede pagar tanto a alguien por no hacer nada.

Hay que resaltar que desde el triunfo electoral de Acción Nacional en 2010, los miembros de las dirigencias panistas se convirtieron en parte de la realeza azul.

Entre presidente, secretarios, directores, enlaces, hasta llegar al chofer, tenemos sueldos desde 106 mil hasta 14 mil pesos.

Quisiera ver la cara de Francisco Fraile que como dirigente estatal del PAN nunca cobró un peso de sueldo, o la de Lalo Rivera que recibía 35 mil pesos y hasta la de Juan Carlos Mondragón que ganaba 50 mil en la transición del sexenio morenovallista, al enterarse que el jovencito Giles se empaca 106 mil morlacos mensuales.

Aunque también vale citar otra versión de otro panista, que me dice que para hacer el papel de tonto útil y ser el hazmerreír de la clase política, los 106 mil se le hacen muy poca lana.

Que para dejarlo bien pagado, mínimo le toca una plurinominal federal y en caso de un eventual triunfo en 2018, le correspondería ser el particular de la gobernadora. Al fin que ya le agarró el modo.

Ese es el nivel de nuestra aldeana política.

Ver para creer.