Si, como arengó ayer el presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, efectivamente el PRD está "desahuciado", el PAN es "rancio" y Morena ofrece solamente el "engaño mesiánico", se esperaría entonces que el tricolor, que gobierna el país, estuviera fuerte como nunca, pero no es así.

Se entiende de sobra que el exdirector de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) pronunciara este martes en la LXI Sesión Ordinaria del Consejo Político Nacional del Revolucionario Institucional (PRI) un discurso triunfalista, con destellos de autocrítica, pero al final resultó un sermón demasiado optimista.

Frente a sí, el tricolor tiene en este 2017 y en los tres comicios para elegir gobernador en el Estado de México, Nayarit y Coahuila, además de los de alcaldes en Veracruz, su prueba del ácido.

Los resultados que arrojen esas jornadas electorales perfilarán inequívocamente lo que sucederá en 2018 en el país y, en nuestro interés, en Puebla.

De ahí que Ochoa llamara a "enmendar los atrasos" del PRI, pero no dijo qué hará la dirigencia para estar a la altura de los desafíos que se le vienen encima.

Se le fue encima al exgobernador priista de Veracruz, Javier Duarte, para quien pidió cárcel, pero no habló de los excesos de los mandatarios de otros partidos, con los que hay buena relación y acuerdos, que recién dejaron sus cargos. En Puebla sabemos mucho de eso.

Si en el país hay dudas sobre la maquinaria electoral y las opciones de triunfo del tricolor, en Puebla esas dudas son dolorosa y pesimista incertidumbre.

Las palabras del hombre cercano al canciller Luis Videgaray debieron sonar poco convincentes para los 16 poblanos, de los 731 integrantes que conforman el Consejo Político Nacional.

Si bien Ochoa no tenía por qué mencionar a Puebla y no lo hizo, ya que no es una entidad en la que vaya a haber elecciones este año, nada mal hubiera estado darles una palmadita a sus correligionarios poblanos, sobre todo después de las últimas acusaciones de que, desde el CEN ya se pactó la derrota en la gubernatura para 2018 que lanzó el diputado federal Alejandro Armenta Mier.

De hecho, no se sabe que haya dicho nada, ni en público ni en privado, el dirigente nacional.

Sí, en todo el país el priismo está débil, tal vez no "desahuciado" como el PRD, pero sí tan "rancio" como el PAN.

Lo del "engaño mesiánico" de Morena, con Andrés Manuel López Obrador, es vituperio al adversario que crece como la espuma.

En Puebla el PRI, de acuerdo con las mediciones que realizan los partidos cotidianamente, está en tercer lugar de las preferencias. Morena ya lo rebasó.

Es la fotografía del momento, dirán.

Hay tiempo para recomponer el camino, pero los días pasan y las cosas empeoran.

Aquí, y tal vez eso no lo ve por ahora Ochoa y el CEN, el PRI está en coma y no hay quien lo reanime... por ahora.