La semana pasada, una gira de trabajo hizo coincidir al secretario de Gobernación federal, Miguel Ángel Osorio; al gobernador del estado, Tony Gali, y a la presidenta municipal, Ernestina Fernández, donde quedó demostrado que las formas y el estilo de gobierno en Puebla ya cambiaron.

Ante esas muestras de buena voluntad de los tres niveles de gobierno surge el primer gran reto: recuperar la seguridad para los tehuacaneros.

Sin embargo, resolver este tema no es asunto sencillo.

Para el gobierno federal ha sido imposible combatir el tema del narcotráfico, que en el caso de este municipio se agrava por su vecindad con el estado de Veracruz y el control criminal de la región por “Los Zetas”.

Por lo que toca al estatal, el huachicol ha sido un tema en el que quedó demostrado que la Secretaría de Seguridad de la administración anterior protegía a los chupaductos.

Respecto a los crecientes delitos del fuero común, la delincuencia está desatada y la autoridad rebasada.

Y lamentablemente, es en esa materia en donde la herencia de los levantadedos del Congreso local resulta fatal.

La hipócrita presencia de Víctor Carrancá en la gira por Tehuacán, en lugar de generar esperanzas, provoca desconcierto.

Durante los últimos años presentar una denuncia fue todo un viacrucis que pocas veces la víctima está dispuesta a pasar.

Tan solo el viernes, antes del mediodía, ya se habían reportado 6 robos de vehículos en lo que ya es considerado un número promedio.

Pero el problema es que dicho ilícito es solo uno de los rubros de alta incidencia, ya que el secuestro, el robo en casa habitación y con violencia son parte del día a día de los tehuacaneros.

Y es justamente en eso donde basa su estrategia el fiscal Carrancá para mantener la inoperancia de los Ministerios Públicos, ya que así evita las denuncias y no suben los índices delictivos.

Así cree que es eficiente el señorito.

Y para rematar, la conocida incapacidad de la presidenta hace que su policía sea parte del problema.

Son muchos los habitantes de ese municipio los que acusan protección y complicidad de los uniformados con los delincuentes.

Así es como están las condiciones de inseguridad, en un Tehuacán que se ha convertido en tierra de nadie.

Sálvese quien pueda.