De las últimas reuniones que han tenido los cuerpos de seguridad pública del estado trascendió que en la ciudad de Puebla se han incrementado los delitos de robo de vehículos, tanto estacionados como a mano armada, además del de autopartes y los atracos.

Puebla estaría siendo uno de los municipios donde en las últimas fechas se ha desatado la delincuencia local.

Además, la efectividad de la Policía del Municipio ha sido muy cuestionada, porque su personal mantiene una especie de divorcio con su jefe, el secretario de Seguridad Pública del Municipio, ‎Alejandro Santizo Méndez, principalmente por su falta de respaldo para prevenir delitos.

A raíz de la entrada del Nuevo Sistema de Justicia Penal, las detenciones por parte de la Policía Municipal disminuyeron y esto atrajo a los grupos delictivos.

Los uniformados saben que más tardan en detener al sospechoso de algún delito, que este quede en libertad, además de que los preventivos terminarían por ser los detenidos.

Y es que su secretario, dicen expertos, no mantiene relaciones estables con la Fiscalía General del Estado (FGE), de hecho esta no tiene buenas relaciones con nadie.

Y por lo mismo no existen estrategias para combatir y perseguir delitos.

La FGE se ha convertido en un obstáculo para una eficaz seguridad para los poblanos.

La policía detiene y la Fiscalía libera.

No hay congruencia.

‎Y no solo es por este sistema actual de justicia que favorece más a la delincuencia que a las víctimas, es también porque ni los encargados de la seguridad pública en el estado ni la Fiscalía se han sentado en una mesa de trabajo para discutir, analizar y hacer un frente común para disminuir los altos índices de inseguridad.

Hay quienes dicen que la piedra en el zapato es el mismo fiscal general, que además de no tener arraigo, no le importa lo que le pasa a los poblanos, solo disfruta de su estancia forzosa, para los poblanos.

Y si no que el lector recuerde qué está haciendo para perseguir delitos la Agencia Estatal de Investigaciones.

Son los que intervienen en un 1 por ciento en el caso de robo de hidrocarburos, pero son los que más estiran la mano a este tipo de organizaciones por "permitirles trabajar".

A nadie se le ha ocurrido investigar los bienes de los mandos de la AEI, sobre todo los jefes, quienes se han hecho de propiedades a costa de corruptelas, de las mafias de los huachicoleros, además del tráfico de drogas, el robo de vehículos y otros delitos de alto impacto.

Como que se hace necesario que los encargados de la seguridad pública del estado se reúnan para adecuar acciones para prevenir y combatir delitos, sobre todo los de la FGE que están viviendo del chiripazo en sus investigaciones.

Como que hace falta que algunos servidores públicos que no les interesa Puebla ni sus poblanos, sean invitados a renunciar.

Por "motivos de salud", obviamente.

Nos vemos cuando nos veamos.