Por donde se vea, el PRI nacional y, sobre todo, el estatal, está perdido en sus laberintos y ni los dirigentes, ni buena parte de su militancia, garantizan competitividad rumbo a 2018.

Mientras la diputada y exgobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega Pacheco, vino a Puebla en la semana para promocionar su proyecto presidencial, que no tiene aparentemente oportunidad, en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) se nombró la noche de este jueves a la excanciller Claudia Ruiz Massieu como secretaria de Organización.

Los dos casos involucran directamente al priismo poblano y su futuro.

El primero, porque la yucateca aseguró que es "un mito" el supuesto pacto por medio del cual el tricolor ya cedió al morenovallismo la gubernatura en 2018, tal y como ha venido denunciando el diputado federal Alejandro Armenta Mier.

Quiso animar a los tricolores de la entidad, pero no todos quedaron convencidos y es que sus dudas tienen sólidos argumentos.

El segundo. La hija de José Francisco Ruiz Massieu, quien ocupaba la Secretaría General del PRI cuando fue asesinado el 28 de septiembre de 1994, también asume esa posición, con la renuncia de Carolina Monroy del Mazo.

Claudia Ruiz Massieu Salinas es una amiga muy cercana, demasiado cercana, inconvenientemente cercana, de Rafael Moreno Valle, desde que en la LIX Legislatura de la Cámara de Diputados federal, entre 2003 y 2006, fueron compañeros de bancada, la del PRI.

Se conocían desde antes, pero ahí consolidaron sus acuerdos y amistad.

De hecho, el exgobernador poblano apoyó las aspiraciones de la también sobrina de Carlos Salinas de Gortari en el estado de su origen familiar, Guerrero, cuando era secretario de Finanzas y Desarrollo Social del melquiadismo y, después, como candidata al Senado también por ese estado en 2012.

Como si fuera una mala premonición para los priistas poblanos, apenas a mediados de febrero, Claudia y Moreno Valle comieron muy animados en un restaurante de la exclusiva zona de Polanco, en la Ciudad de México, que prepara comida asiática; cuentan que el sushi es el alimento favorito del hoy aspirante presidencial del PAN.

El encuentro, que seguramente tuvo temas de conversación muy interesantes e inconfesables, pasó casi inadvertido en la prensa, pero mereció algunas líneas en medios que se editan en la capital del país.

La mala premonición es precisamente porque ella será la secretaria general del CEN priista y una de las voces que definirá las candidaturas para 2018.

Así, mientras Ortega Pacheco niega que haya pactos entre la cúpula priista, por otro lado las cosas se le siguen acomodando al aspirante a la candidatura presidencial del PAN, que a veces actúa como panista legítimo y otras como agente doble y esquirol de sus correligionarios.

Ahí está el caso del Estado de México, para no ir tan lejos ni en el tiempo ni en la distancia.

Si bien, que sean amigos no quiere decir que serán cómplices para 2018, también es cierto que no es la única en la cúpula del PRI y el gobierno federal que no ocultan sus simpatías por el poblano.

El mismo presidente del CEN, Enrique Ochoa Reza, lo ha dejado patente, al igual que el presidente Enrique Peña Nieto.

Pareciera que la llegada de Claudia Ruiz Massieu a la Secretaría General beneficia al panista Moreno Valle más que a ningún priista en Puebla.

Él ya antes ha incidido en la designación de candidaturas del tricolor poblano. No es un secreto.

Ahora, la segunda de a bordo del PRI nacional es su amiga. ¿Qué impedirá que vuelva a ocurrir?

Más que con su propio partido y con los tricolores poblanos, aparentemente Claudia tiene más ligas, coincidencias, amistad y hasta deuda de favores con Moreno Valle.

El futuro, a la luz de estas consideraciones, no se ve bien para el PRI en Puebla para 2018.