En el tema de la seguridad en Puebla, van unas de cal por otras de arena.

Respecto a la batalla en “La Franja del Huachicol”, parece que va en serio el anuncio del gobernador Gali y que se empiezan a dar los primeros golpes contra esta mafia.

Sin embargo, el arraigo de estas bandas en “El Triángulo Rojo”, después de operar todo un sexenio bajo la protección de la Policía Estatal y las municipales, les dio una fortaleza tal, que parece misión imposible erradicar este mal, pese a que la disposición de Casa Puebla se ha hecho latente.

Por otra parte, después de mi columna escrita el miércoles pasado, donde denuncié los errores operativos en el patrullaje del helicóptero por parte de la Secretaría de Seguridad Pública sin francotiradores en los patines de la aeronave y a una altura que impide una visibilidad suficiente para vigilar la ciudad, empezamos a ver que ahora sí ya hay policías armados en el exterior y que bajaron la altitud de vuelo para hacer un eficiente patrullaje de inhibición.

El problema de la coordinación entre los mandos de tierra con el helicóptero aún no se corrige y además, ahora iniciaron un falso patrullaje por tierra con torretas y sirenas encendidas por toda la ciudad.

Si usted pone atención, se dará cuenta que las patrullas que realizan estos recorridos lo hacen sin tener ningún objetivo real y que es la misma patrulla la que pasa varias veces por la misma calle.

El viernes me pasó en la avenida Juárez, viendo hasta en cuatro ocasiones la misma unidad.

En este operativo, las unidades encienden sus torretas y sirenas con el único fin de generar una percepción de que la policía está trabajando sin descanso, pero no toman en cuenta la paranoia ciudadana que se genera con patrullas deambulando por toda la zona metropolitana.

Lo grave de este tipo de operativos es que solo sirven para generar percepción de presencia policial por un lado y paranoia ciudadana por el otro, pero la delincuencia organizada tiene muy claro que estos esquemas son falsos.

Es cierto que a diferencia del sexenio pasado, hoy la intención de enfrentar a la delincuencia es real, pero en materia de seguridad no hay que inventar el hilo negro, hay que actuar con profesionalismo y sobre todo, con gran conocimiento.

El Puebla y el burro que tocó la flauta

En mi añorada etapa de periodista deportivo, narré durante muchos años los partidos del Puebla de La Franja. Me tocaron momentos de gloria y otros muy similares a los que los jóvenes aficionados han padecido en los últimos años.

En esa etapa, por los inventos de algunos directivos y los intereses de las televisoras, me tocó hacer la crónica en sábado por la tarde y por la noche y por supuesto los domingos al mediodía, que me sirvieron para comparar las entradas en las tribunas del estadio camotero.

De esta forma, tengo argumentos y elementos para decir que el éxito taquillero en el Cuauhtémoc únicamente depende de dos factores: un equipo que brinde espectáculo y regresar al tradicional horario de domingo al mediodía.

No se trata de descubrir el hilo negro, pero pareciera que los únicos que no se enteran son los hombres de pantalón largo que manejan el futbol mexicano y en concreto, la directiva del Puebla.

No sé si los López Chargoy estén peleados con su dinero, no entiendan nada de futbol, o si no tengan el dinero para tener un equipo competitivo, pero lo que sí sé es lo que todos los poblanos queremos para apoyar a nuestro equipo.

En esa lógica, hoy la directiva ha logrado —quizá haya sido como el burro que tocó la flauta— la fórmula del éxito, pero como dijera Felipe Calderón: "Haiga sido como haiga sido", e independientemente de la derrota ante Tigres, el Puebla brinda espectáculo desde la llegada de Saturnino Cardozo y la directiva volvió a la probada fórmula del horario dominical para llenar el Chiquihuite Azul.

Vamos a esperar para saber si todo esto es un espejismo y las buenas decisiones fueron como cuando el burro tocó la flauta, o si los cambios son de verdad.

Yo quiero pensar que los Chargoy por fin entendieron a su afición y que tantos tropiezos los hicieron aprender un poco de futbol.

Cuando menos, parece que este año ya nos salvamos del descenso.