Aunque no es un problema específicamente poblano pero igualmente no es un tema ajeno, es la manera en que los grupos étnicos son tratados en los medios de comunicación de masas.

Casi la mayoría de las empresas televisoras así como de la industria cinematográfica, han formado una imagen étnica individualizada que traslada a estos grupos a una franja en donde son objeto de burla y menosprecio.

Una de las figuras más emblemáticas de esta trama fue la llamada “India María”, formada por el emporio de Televisa. Aparece como una figura en la época en que la mayoría de los grupos étnicos fueron poco a poco perdiendo sus atributos culturales, como el poseer una cosmovisión, un lenguaje propio, una manera de vestir e identidad cultural local.

La conversión de los grupos étnicos en pobres generalizados fue una de las preocupaciones de Gonzalo Aguirre Beltrán, uno de los antropólogos del sistema más connotado.

A principios de los años setenta se quejó de la manera en que a estos grupos se les universalizaba de manera negativa, con el fin de que las políticas sociales se dirigieran a una figura sin dimensiones colectivas regionales sino a una imagen generalizada en la que cabrían políticas generales.

Este símbolo masivo que transformó a los grupos étnicos en un artículo de consumo de masas, sirvió para legitimar lo que venía ocurriendo con las políticas estatales hacia el medio rural.

Con la figura de la “India María” se generalizó de manera simbólica la imagen de los grupos étnicos que, de la noche a la mañana, se expresaban en un español cuya pronunciación se acentúa en la entonación que evidencia rasgos de inferioridad ante los habitantes de la ciudad.

No fueron uno sino diversas las experiencias de los niños que sufrieron en el aula las burlas de sus compañeros pero también los regaños y castigos, a veces más que severos, dirigidos a los que no sabían hablar bien el español.

Los grupos y la imagen masiva que se difundía de los grupos despertaron conductas sociales negativas, de las risas de la pantalla que ocasionaba en los mestizos o de aquellos grupos pero integrados a la cultura occidental.

Se quería dar a entender que los pertenecientes a los grupos étnicos ya podían ser integrados a la vida social. Mientras en los hechos ocurría una especie de banalización de su vida llevada a las pantallas, que se traducía en encuentros de los que el personaje de la “India María” salía avante, en la realidad ocurría todo lo contrario. Sobre los grupos se iniciaba una de las políticas más degradantes dirigidas a ellos, su conversión en pobres y hambrientos.

El personaje al que aludimos no se incorporaba a la ciudad con la dignidad que lo debe hacer cualquier ciudadano sino en condiciones desventajosas. Al integrante de los grupos étnicos se le preparaba simbólicamente para ocupar los trabajos más denigrantes en la ciudad, que la imagen de la “María” podía pasar por alto porque su papel era el de provocar la adaptación y no el conflicto.

Con el paso del tiempo la imagen de estos grupos en las pantallas cinematográficas y televisivas no cambió.

Por el contrario, la figura que más impacto negativo fue la del “naco” o algunos de los personajes de Luis de Alba o actuales que son protagonizados por programas que Televisa transmite en horario nocturnos “pico”.

El denigrar no supongo que sea casual, se transmitan mensajes que terminan por generar odio, resentimiento y racismo, en los estratos sociales en donde la imagen se transforma en relaciones diarias.

Son mensajes terminan por condicionar conductas sociales, la mano de obra barata de estos grupos es fundamental para la era del capital que busca reciclarse de la mega explotación laboral así como a disposición de políticas de hambre y colocados a merced de las industrias extractivas.