Esta misma semana, el Instituto de Transparencia y Acceso a la Información de Puebla (ITAIP), realizó una sesión extraordinaria en plena opacidad.

Y es que no se convocó a los medios de comunicación, como se acostumbra.

Simplemente enviaron un comunicado horas después de realizado su evento en su edificio del Centro Histórico.

Así, los comisionados Gabriela Sierra Palacios, Marcela Carcaño Ruiz y Carlos Loeschmann Moreno, resolvieron cinco recursos de revisión de solicitudes de acceso a la información pública.

Además, aprobaron entre ellos, las Tablas de Conservación y Actualización de la Información de Obligaciones Extraordinarias.

Pero ese no es el problema.

El problema es que siendo un “Instituto de Transparencia”, no se convoque a los medios de comunicación a sus sesiones por muy extraordinarias que fueran.

Ahora esto ha generado que las malas lenguas digan que va a ser parte de la estrategia de opacidad que va a implementar la presidenta del ITAIP, Gabriela Sierra Palacios.

Al parecer ya se pretende mantener al margen a la prensa lo más posible del organismo garante de la transparencia en Puebla y solo invitarlos a eventitos como clausuras de talleres.

Por cierto, hace unos meses Gabriela Sierra y su esposo Héctor Alcudia, exdirector del organismo descentralizado Puebla Comunicaciones, posaron gustosos a una fotografía en una fiesta de amigos —al parecer navideña—, con el ahora encargado de la transparencia del gobierno, Javier Lozano Alarcón.

De este calibre la cercanía entre la juez y parte de la transparencia en Puebla.

Da mucho de qué hablar y pensar esta cercanía.

No es por pensar mal, pero imagínense un caso de transparencia contra Lozano Alarcón, ¿cuál sería la resolución?

Todos sabemos la respuesta.

La diferencia

Ha pasado el primer mes de la entrada de Antonio Gali Fayad, y la diferencia en el trato a los medios de comunicación es abismal a la que se vivía en tiempos de Rafael Moreno Valle Rosas.

Ahora todos los enlaces de comunicación de cada dependencia tienen la orden de dar la información solicitada sin ninguna traba, como las acostumbradas.

Atrás quedaron los codazos, malas caras y empujones para acercarse a los funcionarios o al mismo gobernador.

Incluso ya hubo un jalón de orejas a un enlace que sobrevivió el sexenio pasado, cuando pretendió hacer el mismo bloqueo.

Ahora, los reporteros hasta pueden acusar a los enlaces de comunicación si no hacen su trabajo.

Antes era lo contrario, los enlaces acusaban a los reporteros de medios cómodos, por preguntar de más.

Y para muestra un botón de este cambio.

Apenas hace unos días acudimos a una dependencia estatal tras solicitar una entrevista.

El trato fue muy distinto del mismo enlace que antes ordenaba cerrarnos puertas.

Ahora hasta dio la orden de “que se nos entregue la información que quiera”.

Se siente la diferencia.

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