Si alguien está trabajando desde dentro del Partido Acción Nacional (PAN) para desestabilizar a ese instituto y consumar con su debilitamiento, una contienda solamente entre dos fuerzas, el lopezobradorismo y el priismo, ese es el exgobernador poblano Rafael Moreno Valle.  

Desde su mismo equipo, a quienes se llevó a trabajar con él ahora en su precampaña, con centro de operaciones en la Ciudad de México, se reconoce que al expriista ya no le alcanza el tiempo ni sus canicas para pelear con posibilidades reales la candidatura de Acción Nacional a la presidencia de la República.

Moreno Valle Rosas no será candidato a Los Pinos en 2018.

La esperanza última era atrincherarse con fuerza y buscar beneficios, lo cual representaba la contienda del Estado de México, para desde ahí construir la supremacía en la interna panista.

Moreno Valle ya había cumplido y operado para el PRI el aborto a la alianza entre el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el PAN.

Su trabajo ahí fue claramente a favor de Enrique Peña Nieto y su grupo, el Atlacomulco, para allanar el camino que, aun así se ve difícil, lleve a la gubernatura a Alfredo del Mazo Maza.

La primera fase de esa operación salió a pedir de boca para Moreno Valle, pero ya no pudo concretar la segunda, que era ayudar a imponer un candidato panista fácil, a modo, que sería el diputado federal y exalcalde de Tlalnepantla, Ulises Ramírez Núñez. La llegada de Josefina Vázquez Mota como abanderada le echó a perder la jugada al exgobernador de Puebla y tiene complicada la que debería ser una victoria segura para el PRI en la tierra natal del presidente.

Jugadas similares, con intenciones aviesas, tiene Moreno Valle en Coahuila y Nayarit, en donde se renovarán gubernaturas, y en Veracruz, donde se eligen alcaldes en junio próximo.

Otro punto con el cual han quedado desnudas las intenciones morenovallistas es la denuncia de Miguel Barbosa Huerta, coordinador —a pesar de los revanchismos de sus adversarios—, de los senadores del PRD, de que la corriente hegemónica de Los Chuchos planificaba una coalición con el PAN para 2018, donde tendría muchas probabilidades de aparecer como candidato Rafael Moreno Valle.

Barbosa, también poblano y uno de los artífices de la alianza que en Puebla llevó a la gubernatura al expriista, supo leer muy a tiempo sus soterrados acuerdos con Los Chuchos, Jesús Ortega y Jesús Zambrano, para la construcción de la mayor de las coaliciones antinatura a la presidencia en 2018.

Afortunadamente, no se concretó, por lo cual ahora la labor de Moreno Valle se dirige a hacer naufragar a su propio partido, con un desgaste suficientemente grave en el proceso interno, que termine dividiendo al PAN y dejando una candidata —todo indica que será Margarita Zavala—, débil y sin competitividad para enfrentar a Andrés Manuel López Obrador.

En este juego, el PRI busca fortalecerse y reagruparse.

Si para el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) que encabezan Enrique Ochoa Reza y Claudia Ruiz Massieu hay victorias en 2017, el panorama hasta hoy adverso para el tricolor se convertirá en luminoso.

Y entre muchos otros factores, sobre todo si el PRI mantiene el Estado de México, desde Los Pinos y el CEN deberán estarle muy agradecidos a Moreno Valle.