La discusión en el salón de cabildos de la ciudad de Puebla sobre las ciclovías y los pasos peatonales elevados o al nivel de piso, es un claro ejemplo de las horas que pierden los políticos en temas que debieran sujetarse única y exclusivamente al sentido común.

Un problema real de las ciclovías construidas con el sello morenovallista es que en todas ellas se privilegiaron las siguientes condiciones: majestuosas, costosas, disfuncionales y arbitrarias.

Vayamos uno a uno.

Fieles al estilo del sexenio pasado, debían ser sumamente llamativas para lograr esa percepción de que se estaba transformando Puebla.

Los números no mienten y las ciclopistas de Puebla son —por mucho— las más costosas de todo el país, de acuerdo con el precio del kilómetro construido.

Lamentablemente, estas apantalladoras y costosísimas pistas para bicicletas se convierten en elefantes blancos, toda vez que no cumplen con ninguna de sus dos principales funciones: la movilidad y la actividad física. Prueba de ello es la nula asistencia de ciclistas a estas vías.

Y para colmo, fueron construidas de manera arbitraria, en lugares francamente absurdos, peligrosos y hasta ridículos.

Basta con ver la de la parte baja del libramiento de la autopista México-Puebla, para confirmar que fue un capricho el que impulsó semejante estupidez.

Y no conformes con esto, ayer discutieron en cabildo las futuras ciclovías, dejando abierta la puerta para nuevos caprichos gubernamentales.

Afortunadamente, parece que hay conciencia en el propio alcalde de las características que deben reunir las ciclopistas para ser eficientes y funcionales.

Basta con observar las de los países donde el uso multitudinario de la bicicleta es clave en sus políticas de movilidad, para confirmar que salvo casos excepcionales, deben ser construidas a nivel de piso.

Las grandes ciudades europeas y orientales así lo demuestran, por lo cual no hay que tratar de descubrir el hilo negro cuando todo ya está inventado.

Ahora bien, ya que los regidores también dijeron estar preocupados por los pasos peatonales, no estaría de más que revisaran los accesos al transeúnte para las estaciones del Metrobús.

No es posible que nadie haya tomado en cuenta al peatón, cuando todos los usuarios de RUTA deben llegar a las estaciones caminando.

Es una mentada de madre que tengan que jugarse la vida cada vez que se quieran subir al Metrobús.

Si de verdad han de discutir y hasta prohibir pasos peatonales elevados, primero deberían preocuparse por los resolver los problemas ya existentes.

Lo que es un hecho, es que ayer se chutaron 40 minutos discutiendo un tema que se resuelve de manera muy sencilla, aplicando el más común de los sentidos.

No entiendo para qué tantos brincos, estando el suelo tan parejo.

El chiste se cuenta solo

Sin necesidad de editorializar o de analizar, este video es reflejo de la megalomanía del suspirante presidencial.