Las malas condiciones en que no solo laboran, sino en las que viven cientos de elementos de la Policía Estatal, ya son un hervidero de inconformidades.

Pero además, no haber recibido un solo peso de aumento a sus salarios en los últimos seis años, aunado a jornadas extenuantes, sobre todo por el tema contra el huachicol, ya es una bomba de tiempo.

Según fotografías que nos hicieron llegar a este espacio, los colchones donde duermen están literalmente desgarrados y llenos de chinches y garrapatas.

Las bases de operaciones en Acatlán de Osorio, Atzitzihuacán, Tepexco y Tulcingo, guardan las peores condiciones.

Aquí parte de la queja de los uniformados, quienes además de las malas condiciones y bajos salarios, salen poniendo de su bolsa algunos gastos, hasta las copias de las remisiones, en las que llegan a gastarse hasta 500 pesos por detenido: “Hicieron la entrega de patrullas y motos nuevas marca Harley en Tepeaca para el operativo Escudo Zaragoza, pero si ni personal hay en bases.

“¿Y quién les va a pagar las licencias a los compañeros?, si hasta se gasta en base para comprar gas LP para comer.

“Aquí viene la pregunta ¿cuándo vamos a tener un mejor salario? Estamos muy pero muy abajo de la media nacional.

“La Policía Estatal quiere un mejor salario, no puede ser que un Policía Municipal tenga mejores prestaciones y salarios”, señala parte del mensaje.

La advertencia

El asesinato de tres turistas en San Andrés Tzicuilan, en Cuetzalan, que ensangrentó las vacaciones de Semana Santa en Puebla, tuvo su advertencia.

Y es que en esa comunidad apenas hace unos meses los vecinos formaron un grupo de autodefensa ante el incremento de la inseguridad.

Al parecer las víctimas se opusieron al asalto, por lo cual los delincuentes accionaron sus armas en contra de la familia.

En noviembre de 2016 el pueblo totonaco de San Andrés Tzicuilan fundó un grupo de autodefensa ante la inseguridad que azota a la región serrana de Puebla.

Está integrado por 30 indígenas armados con piedras, palos y machetes, quienes salieron a rondar las calles del pequeño poblado, reveló desde entonces Intolerancia Diario.

Los vecinos acusaron que aunque intentaron desmantelar el grupo, los mismos habitantes respaldaron la creación de la autodefensa.

Decidieron vigilar la junta auxiliar por la ola de robos y actos de inseguridad a los que se han enfrentado en los últimos meses.

Desde entonces advirtieron del peligro.

Pero nadie escuchó.