Mucho más que una comilona como la que ofreció el impresentable edil de Tecamachalco, Inés Saturnino López Ponce, con el pretexto de su cumpleaños número 47, necesitará Luis Banck Serrato para legitimar sus aspiraciones para ser candidato en 2018.

Y es que de acuerdo con diversas fuentes del grupo político que heredó el exgobernador Rafael Moreno Valle, es el sustituto de Tony Gali Fayad en la presidencia municipal de la capital, el plan “A” para obtener la candidatura a gobernador el próximo año y no la secretaria general del PAN, Martha Erika Alonso de Moreno Valle.

Banck Serrato ha sido en realidad el tapado del grupo para evitar aumentar el desgaste que supone haberse convertido en presidente municipal sin el voto popular, producto de una maniobra en la oficialía de partes en que se convirtió el Poder Legislativo en los últimos seis años del feudo morenovallista.

Las señales son evidentes. Repiten modelos y esquemas que utilizaron en el pasado. Los baños de pueblo para legitimar aspiraciones políticas. Esos son los escenarios como el de la comida de cada año ofrece este edil que miente, esconde, oculta y transa con los recursos del erario en Tecamachalco: nuestro Layín Poblano.

Dueño de un desprestigio nacional después de haber cometido abusos como el de la ocasión en que envió a un incondicional a arrojar un puñado de billetes a una regidora a quien limitó la dieta por el solo hecho de mantener diferencias de criterio administrativo, fue anfitrión ayer.

Ese gesto de arrogancia, misoginia y machismo es hoy tipificado como violencia política, lo que dio a origen a una denuncia ante la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Electorales, que mantiene abierta la indagatoria.

¿Nada de eso sabía el equipo del presidente municipal de la capital de Puebla? ¿Nadie fue capaz de tarjetearlo para evitar el desfiguro de aparecer en un evento faraónico al lado de un sujeto convertido en símbolo del quehacer político más desaseado?

La presencia en ese ceremonial ofende e inquieta, porque a sabiendas de que se trata de un personaje sujeto a una investigación federal por un acto tan bochornoso, el invitado principal este jueves parece validarlo.

Poco duró el periodo en el que tras de su informe de trabajo consiguió: mandar señales de que se está ocupando por los poblanos en general al llevar la ceremonia a una junta auxiliar, en lugar de efectuarla como dicta la ortodoxia en la cómoda zona centro de la ciudad, haberse presentado como indica la buena costumbre de la gente de bien entre quienes no lo conocen y el mensaje central utilizado la víspera.

Tal parece haberse apagado la estrella de este producto de la actividad febril del morenovallismo.

Podrá ser candidato en el futuro inmediato, el problema será desligarse de una presencia ominosa como la de Inés Saturnino, igual que ahora sucede con toda la clase política en el país con imágenes que inundan las redes en donde aparece el cadáver político que antes gobernó Veracruz, Javier Duarte de Ochoa y su oprobio.

Lástima.