El 9 de febrero ocurrió en la población de San Isidro Monterrosas no solo la ejecución de 4 hombres y la destrucción de una propiedad y varios vehículos, sino una prueba más de la fuerza con que se mueve el crimen organizado en territorio poblano.

Uno de los hombres más importantes de la mafia poblana, que se pavonea en la política, la sociedad y el crimen organizado, fue quien ordenó la muerte de 4 hombres, entre ellos el regidor de Industria y Comercio del municipio de Quecholac, Jorge Hernández Jiménez.

La viuda de Ramón, uno de los 4 asesinados, fue llamada a declarar ante el Ministerio Público de la Fiscalía General del Estado y más que un interrogatorio, recibió una advertencia, debería de inculpar al presidente municipal de Palmar de Bravo, Pablo Morales, en la muerte de su marido y tres personas más.

Le convenía, fue la advertencia.

Además, recibiría protección y dinero.

La viuda se negó.

Antes del múltiple asesinato, la Policía Municipal de Palmar de Bravo reportó el hallazgo de un tráiler que se encontraba en su zona, el aviso fue al Arco de Seguridad, donde les dijeron que esperaran.

Pasaron las horas y no se presentó ni la Policía Ministerial, la del Estado y ni siquiera la Federal, desde la Gendarmería hasta los de Caminos‎, nadie.

Al transcurrir las 2 horas del reporte, al lugar donde se encontraba el tráiler llegó un comando armado, eran más de 50 sujetos que se movilizaban en varias camionetas.

Los desconocidos sorprendieron a los policías municipales y los amagaron llevándose el tráiler, que al parecer estaba cargado de droga, dinero, armas y otros valores ilícitos.

Otro reporte llegó al Arco de Seguridad de Palmar de Bravo, el que indicaba del grupo armado.

Pero no les hicieron caso.

Este grupo armado llegó a donde se encontraban vehículos que presuntamente eran propiedad de Ramón, fueron quemados.

Ese mismo día los desconocidos secuestraron al hijo de Ramón y lo torturaron para que les dijera dónde estaba su padre.

Más tarde, el comando asaltó la casa de Ramón, ahí lo encontraron.

“A ti te estábamos buscado”, fue ‎lo único que gritaron, luego dispararon, dejando el saldo de 4 muertos.

Los desconocidos entonces dejaron libre al secuestrado, pero antes le dieron un balazo en la pierna.

El motivo de la ejecución pudo haber sido que Ramón, o alguno de sus conocidos, se metieron al tráiler antes de que fuera asegurado por la Policía Municipal y se llevaron uno o dos paquetes.

No se los perdonaron.

Entre quienes se cobraron lo del paquete, se encontraba Martín Mirón y el sobrino de este, Jesús Mirón, apodado “El Kalimba”.

Martín es muy conocido en Palmar de Bravo, de un momento a otro se convirtió en un hombre próspero, al frente de una marisquería que es ampliamente conocida por policías y políticos, muchas han sido las visitas, pero eso es para otra entrega.

Le comento que todas las incursiones del grupo armado fueron reportadas al Arco de Seguridad.

Pero nadie hizo caso.

Jesús Mirón y su sobrino “El Kalimba”, tienen toda una historia en el municipio de Palmar, sobre todo el segundo, que antes de ser el “jefe” se ganaba la vida repartiendo tortillas.

De los lugartenientes, ‎se sabe que son tres: “Irwing”, “El Pelón” y “El Talachero”, todos ampliamente identificados por la Fiscalía General del Estado (FGE).

Por cierto, el personaje principal de esta historia se tomó una foto muy sugerente, con otro de los personajes de nuestra Puebla.

Nos vemos cuando nos veamos.