El ¿nuevo? dirigente municipal del PAN en Puebla, Pablo Rodríguez Regordosa, es una de las siete herencias más aborrecidas de la administración de Rafael Moreno Valle Rosas, el pretencioso neopanista que anda en pos de la candidatura presidencial.

Los otros son el vocero y representante del gobierno del estado en la Ciudad de México, Javier Lozano Alarcón; el presidente de la Junta de Coordinación Política, Jorge Aguilar Chedraui; el titular de la Fiscalía General, Víctor Carrancá; y el de la Secretaría General de Gobierno, Diódoro Carrasco.

Son los integrantes del primer círculo del exmandatario que forman parte de las reuniones frecuentes en Bodegas del Molino para hacer “análisis” y “prospectiva” en el escenario nacional y transmitir información de lo que sucede en el nuevo gobierno estatal, presidido por quien parecen tener menor consideración.

Un octavo elemento es el edil de la capital, Luis Banck Serrato, por quien menos aprecio se ha sentido en las últimas semanas.

Es más o menos proporcional al número de acuerdos que el propio presidente municipal ha incumplido con su antecesor: resta de posiciones en la administración capitalina, compromisos rotos en forma unilateral y decisiones políticas sin más consenso que el jefe del grupo compacto.

Ahí está la defensa inopinada del senador con licencia en favor de Rodríguez Regordosa, el diputado local por quien apenas sintió ¿aprecio? 14 por ciento de la asamblea municipal, que este domingo decidió ratificarlo en la dirigencia de su partido, convertido en apéndice del capricho del exinquilino de la sede gubernamental.

“El fruto de ese trabajo está a la vista de todos, y es algo que nos debe (hacer) sentir orgullosos a los poblanos”, respondió sobre el punto de acuerdo en el Senado de la República para que este reelegido dirigente municipal sea investigado por sus presuntos nexos en negocios empresariales al margen del desarrollo de Ciudad Audi.

Su posición como titular de la Secretaría de Competitividad, Trabajo, Desarrollo Económico y empresario inmobiliario lo pondrían en una posición de debilidad insuperable para 2018, sin el apoyo del gobernador Tony Gali Fayad.

El problema para Rodríguez Regordosa, exintegrante del selecto grupo de las familias custodias de la organización doctrinal de ultraderecha El Yunque, va más allá de un pleito coyuntural. No solo porque su trabajo como diputado local es mediocre y como sucedió en el periodo cuando formó parte de las agrupaciones empresariales de corte confesional.

Sus aspiraciones para competir por una candidatura al Senado tendrán que transitar sin el apoyo del inquilino de Casa Puebla, lo cual podría regresarlo a los orígenes de su vida política y partidista: la mediocridad en términos de aceptación electoral, pues sin la presencia de Moreno Valle, el reelecto dirigente panista ha tenido que lidiar con la frustración del fracaso en las urnas.