En la asamblea municipal del PAN de ayer quedó confirmado que el padrón de este partido está más inflado que un cantante de La Voz México y La Academia juntos; y que Pablito Rodríguez tiene menos fuerza que una malteada de fresa con leche deslactosada y endulzada con Splenda.

Para nadie es un secreto que Pablito está obsesionado con ser senador, para lo cual trabaja a marchas forzadas, por lo que su primera meta era la reelección en el Comité Municipal. Para lograrlo, no dudó en amañar todo el proceso para ser candidato “único”, por lo cual la asamblea de ayer era un simple trámite, donde solo tenía la tarea de llevar a los panistas a votar.

Y fue ahí donde Pablito se topó con dos graves problemas: el primero es que el padrón de 8 mil 567 militantes está tan inflado, que resulta imposible llevarlos a la asamblea porque algunos son burócratas descontentos, otros ya fueron despedidos y otros ni siquiera saben que están inscritos, porque sus credenciales fueron utilizadas para abultar las listas de militantes en el sexenio pasado.

Y el segundo problema es que el nulo carisma de este personaje provoca la repulsión de los panistas, incluidos los morenovallistas.

La frialdad de los números lo dice todo:

Con un padrón de 8 mil 567 inscritos, Pablito solo llevó mil 296 a su asamblea, es decir, apenas 15 por ciento de la gente que supuestamente milita.

Si consideramos que una elección al Senado se gana en estos momentos con más de 850 mil votos para pelear el primer lugar, tenemos que al impuesto presidente no le alcanza ni para jefe de manzana.

Un dato adicional es que el quórum cantado fue de mil 296 militantes y al final resultó que fue electo con mil 368 sufragios, lo cual también nos confirma que estos mapaches azules ya superaron a los tricolores, porque inflaron la votación enfrente de todos.

Me van a decir que la razón es que algunos llegaron tarde, por lo que no fueron contados al momento del quórum, pero quienes estuvieron ahí fueron testigos de que tras ese conteo, eran muchos más los que se salían que los que llegaban.

Incluso, hubo quienes anularon su voto y otros que hasta consignas contra Pablito y Rafael escribieron en sus boletas, las cuales sospechosamente nunca aparecieron. Y a ello hay que agregar a los que se salieron con las boletas en la mano, sin sufragar.

Así las cosas, en esta novedosa democracia azul, resulta que absolutamente todos los que fueron y cien fantasmas más votaron —sin excepción— por el diminuto suspirante al Senado.

Quién diría que los panistas superarían a los magos tricolores de la alquimia electoral.

Ver para creer.