El nuevo reconocimiento de los tres agentes de la Fiscalía de Investigación de Secuestros y Delitos de Alto Impacto (FISDAI), caídos en cumplimiento del deber tiene tres vistas.

Primero, la intención de mostrar el músculo ante la sociedad, la política y los medios informativos de su relación con el presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia, ‎Jordi E. Pahul Cacho; el presidente de Justicia Ciudadana, Juan Carlos de las Heras Sánchez y los demás, luego de que sin consultarlos, le dio por nombrar a su fiscal Anticorrupción y solo les avisó, para que no se sintieran mal.

La segunda lectura tiene que ver con los acontecimientos ocurridos en “El Triángulo Rojo”, donde las mentiras oficiales sobrepasan los hechos de violencia ocurridos en forma reciente.

Es decir, ante el hecho de que muchos servidores públicos de los tres niveles de gobierno estén embarrados en el cobro de protección y otros en sociedad con las mafias de los ladrones de hidrocarburos.

Y la tercera, la nueva caída en la credibilidad de la Fiscalía General del Estado (FGE), ante el hecho de que dos hombres encarcelados durante 4 años por delitos de violación y robo fueran liberados porque eran inocentes, o el pleito casado con la justicia federal, luego de que el Juzgado Cuarto de lo Penal se pasara por el arco del triunfo una orden de libertad en un sonado caso de 6 desapariciones.

El hecho es que ante todas estas calamidades, ayer la Fiscalía se vistió de luces y recordó a sus tres mejores elementos.

De la FISDAI, por supuesto.

Pero ante ‎el fiestonón social, a la Fiscalía le surgió otro problema.

La Agencia Estatal de Investigación.

Y es que palabras más, palabras menos, el fiscal Víctor Antonio Carrancá Bourget dio a entender que esta corporación está llena de corruptos.

Solo 81 agentes valen la pena, pero todos son de la FISDAI.

No es extraño, Carrancá sabe que en las filas de la Ministerial se encuentran los que cobran rentas por todos y cada uno de los delitos más perseguidos en Puebla.

Robo de vehículos, asaltos a casas habitación, transeúntes, cuentahabientes, robo de hidrocarburos y lo que se le ocurra.

En las filas de la Ministerial es donde se encuentran los que protegen el narcomenudeo, la trata de personas, la corrupción de menores.

Son los que tienen en renta bares, cabarets, casas de masajes, baños públicos, zonas donde existe la prostitución.

La tranza en todo su esplendor.

Estos agentes, desde su director, no alcanzan el beneficio de fiestas como esas.

Así es Carrancá.

Así son los ministeriales.

Nos vemos cuando nos veamos.