La recomendación que emitió la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) contra su similar de Puebla cimbró a su presidente, Adolfo López Badillo.

Incluso en un comunicado, la Comisión de Derechos Humanos (CDH) de Puebla informó que envió a la CNDH copia certificada del oficio donde su titular, Adolfo López, instruyó al titular del Órgano Interno de Control para que instaure el inicio de procedimiento respectivo de Determinación de Responsabilidad en contra de los Servidores Públicos involucrados en el caso.

Lo que no se dijo, obviamente, es que habrá pronto un chivo expiatorio.

Y será nada menos que el funcionario Luis Alfonso Mendoza Olivos, quien aún es el responsable del Programa de Atención a Migrantes y Jornaleros Agrícolas.

Todo para salvar a la segunda visitadora, Liliana Ivonne González Morales, quien simplemente no realizó la investigación de la queja por tortura contra policías ministeriales.

Y es que a Liliana se le hizo fácil encargar el caso a Luis Alfonso, a pesar de la enorme carga de trabajo que tiene, por lo cual no pudo hacerlo como se debía.

Ahora, a la visitadora González Morales se le hizo fácil tener a un culpable y busca despedirlo en los próximos días y así lavarse las manos ante CNDH y resarcir la recomendación.

Todo a pesar de que la carga de trabajo no le correspondía a Mendoza Olivos.

Ella se salvará, a él lo despedirán. Aunque haya responsabilidad compartida.

Así de fácil se imparte justicia en la CDH.

Estrategia avestruz

Por cierto, la semana pasada solicitamos una entrevista sobre el caso a la CDH.

Nos avisaron que nos la daría el primer visitador.

No fue tanta la sorpresa saber que el mismo día que nos concedieron la entrevista, el señor López dio otra sobre el mismo tema a dos medios de comunicación.

O sea que evadió las preguntas directas de este reportero. No fueran a ser incómodas.

Así el nivel del señor López.

“Gaby Canuta”

Un organismo más que anda por esos niveles de opacidad es nada menos que el Instituto de Acceso a la Información Pública de Puebla (ITAIP).

Y es que no solo mantiene cerradas sus puertas en horarios laborales.

O tampoco tiene teléfono, porque en la mudanza de oficinas nadie vio lo del cableado.

O que no den entrevistas personalizadas los comisionados.

O que calle la encargada de prensa a los reporteros que osan hablar o cuchichear en las sesiones.

Ahora, hasta la comisionada presidenta, Gabriela Sierra, como maestra de escuela, regaña periodistas.

El oso de la ahora llamada entre los reporteros, “Gaby Canuta”, se registró en la última sesión.

Todo porque la encargada de garantizar la transparencia en Puebla se molestó cuando le pidieron que detallara sobre los organismos que dejaron de ser sujetos obligados.

“¡Qué, no pusieron atención!” vociferó con una cara enojada, muy característica en su persona.

A más de dos les dio miedo.

A más de tres les dio risa.