Es más fácil pegarle al Melate que encontrar un poco de paz y tranquilidad en estos agónicos días, lo peor es que cuando aparece un momentito de tranquilidad, no sabemos qué hacer y entonces empezamos a pensar en un millón de tarugadas que nos hicieron infelices hace años o hace media hora.

El caso es que uno tiene que justificar que esta vida es una mierda, porque si anotamos todas las cosas maravillosas que tenemos o que nos pasan diariamente veremos que son, y por mucho, más las cosas buenas que las malas.

Diógenes, que era el hombre más feliz de la Grecia de Sócrates —y demás picudos pensantes—, vivía desnudo dentro de un barril y lo único que quería es que no le taparan la luz del sol. Si hoy viviera Diógenes, lo veríamos como un pobre güey mediocre, basura en pocas palabras.

Se nos plantea el viejo, pero muy sabio: To be or not to be, o sea, to have or not to have o, pa’ qué tanto brinco estando el suelo tan parejo si puedo vivir en paz sin dejar el pellejo… Como diría mi abuelo “tengo pocos pelos, pero bien peinados”.