El encuentro “casual” en Xicotepec entre Martha Erika Alonso de Moreno Valle y el alcalde Luis Banck no es otra cosa que la confirmación de que para el grupo morenovallista forman el plan A y B.

Ante la imposibilidad jurídica de Banck para buscar la reelección como presidente municipal, desde hace algunas semanas las baterías se enfocaron en el estado, donde requiere de manera urgente posicionar su imagen.

Pero ¿cómo posicionar al alcalde de la ciudad en todo el estado?

Contando con la bendición divina, el pretexto es lo de menos, sin embargo, esta vez se las ingeniaron para llevarlo con un fin de intercambio turístico entre la capital y los municipios de la Sierra Norte.

Y es que el tiempo apremia y las cartas para 2018 se reducen siempre a Martha Erika.

Para nadie es un secreto que la necedad de crear la minigubernatura provocó que Rafael quemara —con Tony Gali— su único cartucho, quedándose sin un solo perfil fuerte para 2018.

Hoy, en el PAN nadie ve a otra figura que no sea Martha Erika, lo cual podría facilitar la decisión si no fuera por el alto riesgo que su candidatura representa.

Si bien es cierto la señora por sí misma no genera negativos, la realidad es que en el momento de hacerla candidata le caerían todos los demonios encima.

De un plumazo, heredaría todos los negativos de su marido, además de que las traiciones y venganzas crecerían, una vez que se confirme que Moreno Valle no será el candidato presidencial.

Por increíble que parezca, en Puebla todavía son muchos los que creen —más guiados por la ilusión— que el proyecto presidencial sigue vivo.

Sobra decir que el día que Rafael anuncie su dimisión, hasta los más fieles lambiscones abandonarán el barco.

Y ahí es donde se necesita un plan B, que no es otro que Luis Banck.

Mientras a Jorge Aguilar lo dejarán peleando con Mario Riestra la alcaldía poblana, a Banck ya lo perfilan para calentar la banca, mientras Rafael Moreno Valle y Tony Gali deshojan la margarita.

La coincidencia en Xicotepec de Martha Erika y Luis Banck en el restaurante del hotel Mi Ranchito tiene un claro mensaje, ella lleva mano y él cumplirá el papel de suplente.

Siempre en el entendido que para Banck existe un premio de consolación nada despreciable, que es el Senado.