Tanto la derecha como la corriente nacionalista radical se disputan lo que queda del PRD. Los despojos de lo que fue un proyecto que se erigió como el representante de la izquierda mexicana se los pelean tanto el PAN como Morena, con beneficios adicionales para el PRI en la elección mexiquense.

AMLO presiona para concretar la declinación de Zepeda a favor de Delfina en el Estado de México. El PAN hace lo mismo como una estrategia para evitar el triunfo de López Obrador en 2018.

Para el panismo el sol azteca representa una garantía que facilita la permanencia del sistema político electoral bipartidista, que alimenta y le da sustento al modelo de economía de mercado, privatizador, empresarial transnacional y empobrecedor. Ambos partidos (PAN y PRD), simpatizaron una vez que el sol azteca firmó los Acuerdos de Chapultepec, que intentan inocular al sistema de economía de mercado contra cualquier ruptura (inclusive aquellas que actúan en los marcos del mismo sistema), como la ahora representada por AMLO.

Previamente, el PRD había maldecido cualquier movilización contra el sistema, llevando a la izquierda a un adormecimiento y a establecer compromisos con las élites políticas. Su descentramiento de las raíces que le dieron origen tuvo como respuesta el descrédito ante la población.

El desplazamiento fue coronado con actos de complicidad en asesinatos de integrantes de los pueblos originarios, como lo ocurrido recientemente en Cherán y, hace un tiempo, inmiscuidos en el asesinato de estudiantes, en Ayotzinapa, con ligas con el narco.

Alianza PAN-PRD, un éxito de las élites

El anuncio de Ricardo Anaya de ir con el PRD es un éxito de las élites y de él personalmente. Como parte de esa estrategia, las élites buscan dar el tiro de gracia a un proyecto de izquierda que fue visto como una alternativa por sectores mayoritarios de la población. A Ricardo, parcialmente, le ayuda a recuperarse de los errores cometidos en el Estado de México al postular a Josefina, comprometida por el poder. Digo parcialmente porque si no hace algo que los libre de AMLO en 2018, sus días como dirigente estarán contados, así como sus presuntas aspiraciones presidenciales.

Originalmente, la alianza PAN-PRD fracasó en el Estado de México porque la corriente que postulaba una coalición es minoría en la entidad.

La corriente que postuló a Zepeda como candidato vive bien con las ventajas que obtiene de su relación con el gobierno, así como de ocupar puestos de elección popular, lo cual le ha dado cierto margen de maniobra, por el momento. La administración local ha tratado bien a su candidato porque ahora le sirve para captar votos que irían de otra manera a Morena.

La campaña de Zepeda y los artificiales porcentajes que le dan las encuestadoras (lo cual ha envalentonado a la cúpula perredista ante los vaticinios fatales que pesaban sobre ellos y que no ha terminado) han provocado que algunas corrientes del PRD tengan encendidas sus veladoras. Sin embargo, es, en cierta medida, una ilusión. Los ataques del gobierno se han centrado en Delfina y en Morena. El candidato del perredismo a la gubernatura va en “blanco” y sin mancha alguna. Lo anterior simplemente mueve a sospecha porque las élites del poder mexiquense son capaces de construir a sus opositores las peores biografías, como ocurre con Josefina, así como utilizarlas en el momento más propicio.

Por el momento, el PRD mexiquense sirve a Del Mazo, independientemente de las justificaciones que utilicen para explicar la renuencia de Zepeda a un acuerdo con Delfina. A Zepeda no se le juzga por lo que diga de sí mismo en términos de que va a ganar la elección. Si así fuera, ya el poder habría reaccionado en su contra. No, no es así. Por el momento divide el voto y eso favorece al Grupo Atlacomulco, por lo tanto, su imagen permanecerá inmaculada y respaldada por las élites. Los perredistas se ilusionan sin fundamentos.

Alientan colocar al PRD al servicio de los intereses más perniciosos

Los programas de análisis de Televisión Azteca no paran de elogiar las alianzas del PAN con el PRD y de asegurar que a este último le convienen.

Si AMLO lo presiona para una coalición es porque ve que perderá la elección en el Estado de México, cuando el candidato que se hunde es Del Mazo. Palabras más palabras menos, alientan colocar al PRD al servicio de los intereses más perniciosos. Así lo ha dicho Pablo Hiriart, quien sirve a los intereses de esa televisora. Ni una palabra dicen del fraude rosa que se prepara para favorecer al candidato del Grupo Atlacomulco.

Yo no dudo que si Juan Zepeda declinara a favor de Delfina, entonces veríamos que sus virtudes se transformarían en defectos y todas las administraciones perredistas en Neza serían auscultadas con lupa, incluida su vida política. Esto no lo quiere entender el jefe de gobierno de la Ciudad de México o no le conviene porque él mismo en poco tiempo verá sus cuentas que estarán siendo supervisadas por Morena si es que, como se prevé, arrasará en la capital.

Se han creído que poseen una fuerza que no tienen en realidad, pues los porcentajes electorales provienen de una “paz política” con el PRI.

A AMLO le interesan también los restos del PRD, así como el uso que la derecha le está dando al sol azteca y al PRI.

El “ultimátum” lanzado a Juan Zepeda para que decline a favor de Josefina no tiene como propósito sumar al PRD a Morena porque eso ya ha ocurrido, ni siquiera que realmente Zepeda decline por Delfina. Morena quiere evitar que lo que queda del sol azteca sirva al panismo para sostener al sistema no en las elecciones estatales, sino en 2018 y al PRI en la entidad mexiquense. Por lo cual para AMLO lo mejor es acabar con lo que queda ahora y evitar un efecto a futuro.

El PRD, lastimosamente, lo que hace ahora es ejercer la libertad de decidir cuál de todas las sogas es la más adecuada.