Primero un reporte de inteligencia, luego una nota en un diario de circulación nacional y después una conferencia de prensa vinieron a confirmar que la plaza de Puebla es disputada por lo menos por dos organizaciones criminales consideradas altamente violentas.

Los Zetas y los del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), con presencia en importantes estados del país, e incluso fuera de este.

El destape de los grupos que mantienen en jaque la seguridad de los poblanos, con al menos una o dos ejecuciones al día, ocurre cuando a nivel nacional se cuestiona la corrupción de los cuerpos de seguridad poblanos para permitir el robo de hidrocarburos y otros delitos más.

En esta administración los escándalos de huachicoleros son más frecuentes que en la anterior.

Primero los enfrentamientos entre militares e integrantes del crimen organizado, teniendo como escudo a la población civil.

Después, los videos y “entrevistas” a integrantes de clanes delictivos, además del incremento de la violencia, que ponen al estado en los primeros lugares de ejecuciones.

Todo esto tiene como consecuencia que este gobierno sí está haciendo frente a las organizaciones dedicadas al robo de hidrocarburos.

Que día a día son aseguradas tomas clandestinas, hidrocarburos -más de 2 millones de litros-, que hay más detenidos y que los huachicoleros por primera vez se sienten contra la pared.

Las estrategias contra el huachicol han dejado como primera prueba de que si no el gobierno les está ganando, sí los están echando para atrás.

‎Como por ejemplo el aumento al precio del litro de gasolina robada.

O las medidas de desesperación de enviar a la población civil a enfrentarse con militares y policías.

‎O la filtración de información a través de abogados tinterillos para enfrentar a políticos, con la intención de desviar la atención.

¿Qué debió haber sentido Víctor Antonio Carrancá Bourget, fiscal general del Estado, cuando ayer tuvo que admitir que al menos dos clanes del narcotráfico se disputan Puebla para quedarse con el robo de hidrocarburos, el narcomenudeo, los secuestros, las extorsiones, la trata de personas, los asaltos y otros delitos federales?

A Carrancá no le quedó de otra que volverse vocero del periódico Milenio, cuando en la administración de Rafael Moreno Valle ocultó y se hizo el desentendido ante la presencia del crimen organizado, no solo en “El Triángulo Rojo”.

¿Por qué?

¿Qué debió haber pensado Carrancá cuando en menos de 1 año 5 meses para ser precisos, el aseguramiento de hidrocarburo no se multiplicó, sino que aumentó casi al mil por ciento?

¿Qué estarán pensando Rafael Moreno Valle, Jesús Rodríguez Almeida y Facundo Rosas Rosas?

¿Qué estará pensando Diódoro Carrasco, quien debió haber estado enterado del desfile de las maletas para que permitieran que Los Zetas y los del Cártel de Jalisco operaran, cuando era también secretario de Gobierno?

¿Por qué quieren ahora frenar la lucha contra el robo de hidrocarburos?

¿Quién está detrás de la campaña negra contra el gobierno de Puebla, que circulan videos de cientos de camiones cargado hidrocarburo, que fueron del mes de febrero?

¿Quiénes pretenden cargarle a “El Bukanas” y a “El Toñín”, todos los millones de litros de gasolina robados, para que cuando los detengan o ejecuten digan que acabaron con toda la mafia?

¿Quién es el capo de capos?

‎Nos vemos cuando nos veamos.