Las Mixtecas conforman una región de 260 municipios correspondientes a los estados de Oaxaca, Guerrero, Morelos y Puebla, con una superficie de 40 mil kilómetros cuadrados, en donde viven 2.5 millones de personas con bajos niveles de escolaridad y altos de analfabetismo.

Las principales actividades económicas que aquí desarrollan son la agricultura, la ganadería y las artesanías. El 78 por ciento de la población realiza actividades agropecuarias de subsistencia y está considerada como una región marginada del país con bajo crecimiento económico.

El 60 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) de esta zona, emigra por falta de fuentes de empleo, servicios y vivienda digna. La economía regional tiene alta dependencia de las remesas. Tan solo en Puebla, estas ascienden a más de 2 mil millones de dólares anuales.

Asimismo, en este territorio la lluvia es reducida y hay poca disponibilidad de agua en el subsuelo. Existe también un alto índice de erosión del suelo (2.5 toneladas por hectárea al año), altos niveles de deforestación, pastoreo incontrolado e insuficientes infraestructuras y obras para conservar suelo y agua, y ya se puede observar una evidente contaminación de ríos y barrancas por aguas residuales.

Existe también un bajo nivel de tecnificación en los procesos productivos, en donde se pueden ver con frecuencia rendimientos de 500 kilos de maíz por hectárea en temporal; ganado alimentado a libre pastoreo en los montes y fuerte sobrepesca de los ríos. Como consecuencia de estas situaciones, existen altos niveles de pobreza y marginación, así como también mucha migración hacia los Estados Unidos y fuerte desintegración familiar.

Sembrar maíz, frijol, cacahuate, jamaica y ajonjolí durante la temporada de lluvias; y sandía, melón, tomate verde, calabacita y jitomate en espaldera en la poca superficie de riego existente, es lo tradicional. Los árboles frutales que llegan a reproducirse son escasos y de gran altura.

Los pitayos de mayo y de agosto, se cultivan casi sin cuidados para recolectar algo de pitayas. Las vacas y cabras paseando por los cerros, sin atención adecuada son imágenes muy comunes en esta región. La pesca en los ríos y hacer artesanías de barro y palma, algunas de sus actividades.

Lo anteriormente descrito es el cuadro predominante del campo en las Mixtecas.

Innovaciones para mejorar la productividad agroalimentaria

En los últimos años, al menos desde 1991 se han venido promoviendo innovaciones para mejorar la productividad agroalimentaria. Para mejorar el abasto de agua para el ganado y la acuacultura, se impulsaron obras de captación y almacenamiento de la lluvia; para mejorar la alimentación del ganado se establecieron praderas de especies mejoradas de pastos; y, con apoyos para adquirir sementales, se buscó mejorar la calidad genética del ganado. Así llegó en el año 2000 la raza de chivos Boer para una mejor producción de carne en el sur del estado de Puebla.

La innovación en la cosecha mecanizada de jamaica y su desarrollo agroindustrial es ya un gran avance, de igual forma que lo es el fomento al cultivo del mezcal, desde los viveros hasta la plantación y la tecnificación de las fábricas. La introducción de prácticas de manejo a las pitayas y pitahayas, ha permitido hoy mejores plantaciones.

De igual forma, la tecnificación de la agricultura a través del uso de semilla mejorada, abonos orgánicos y biológicos, la siembra de precisión, la aplicación de los principios de la agricultura de conservación y el trasplante de cultivos como maíz, frijol, jamaica, quinoa, amaranto, chía, frijol chícharo y calabaza, así como el trasplante de sandía, tomate y melón y el uso de acolchados con riego por goteo, marcan un nuevo horizonte agrícola regional más promisorio.

La diversificación productiva tiene un lugar muy especial en el mejoramiento productivo de la agricultura regional. La introducción de nopal tunero, higo, pimienta gorda, lavanda, romero y berenjena, abren nuevas posibilidades económicas. La cría de tilapia y bagre en estanques, son grandes opciones acuícolas para una región que solo ha vivido de la pesca desordenada.

La tecnificación de la fruticultura tradicional rehabilitando las huertas a través de podas, control de plagas y fertilización; el establecimiento de huertas con especies de alto valor como el mamey, guanábana, limón persa, anona, zapote negro, mango manila y petacón; y la producción de hortalizas en malla sombra como el pimiento morrón, lechuga, chile mihuateco, chiltepín y chile jalapeño, son posibilidades reales.

Con base en lo anterior debo reconocer una buena noticia y dos malas:

Las malas son que todo esto requiere de una logística que aún hay que construir para promover entre los productores, varios de ellos, muy acostumbrados a lo tradicional y por ello incrédulos. La otra, es que en las políticas públicas no se ve interés por el desarrollo regional de las Mixtecas.

Sin embargo, la buena es que ya lo estamos haciendo. En el centro de Innovaciones Agroalimentarias y Tecnológicas (CIAT), seguimos trabajando para hacer todo esto posible y al servicio de los mixtecos.

Director del Centro de Innovaciones Agroalimentarias y Tecnológicas

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