El expriista Alejandro Armenta Mier le está disputando la candidatura a la gubernatura poblana para 2018 al senador oriundo de Zinacatepec y hoy afiliado legislativamente al Partido del Trabajo (PT) y políticamente al Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Miguel Barbosa Huerta, quien ya la tenía en la bolsa y había formado parte de la negociación con los operadores lopezobradoristas, para provocar una desbandada en el PRD, así como brindar abiertamente su apoyo al tabasqueño. Una fuente cercana a la dirigencia nacional de Morena asegura que desde hace por lo menos un mes, cuando comenzó sus primeros amagos de salir del PRI Armenta, su gente se sentó a dialogar con el equipo de Barbosa y los rostros que deciden en el partido de Andrés Manuel López Obrador.

La principal operadora y facilitadora de la salida de Barbosa del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y de Armenta del tricolor, es también quien media en este jaloneo entre los dos poblanos: Yeidckol Polevnsky Gurwitz, la secretaria general de Morena.

Al lado de ella también hay otros notables del partido de izquierda y Andrés Manuel López Beltrán, hijo del aspirante a la presidencia, como árbitros de la disputa que, también nos comentan, se ha dado en cordialidad, hasta ahora.

Los argumentos de los equipos de los dos políticos que, por cierto, estuvieron como invitados en el cierre de la candidata Delfina Gómez, en el Estado de México, son atendibles y vale la pena analizar.

Armenta, sin duda, tiene más conocimiento que Barbosa en los municipios y en la capital de estado.

El diputado federal conoció desde dentro las mañas de uno de sus ahora adversarios, el PRI, del que fue presidente del Comité Directivo Estatal (CDE).

Tiene operadores en su distrito, el 7 federal, y en muchas otras regiones del estado, el que recorrió en varias ocasiones en sus distintos cargos de la administración pública y como dirigente político.

Efectivamente, tiene algún arrastre, pues fue titular de Desarrollo Social con Mario Marín y antes director del DIF con Melquiades, dos posiciones donde el gobierno muestra su cara más amable a los ciudadanos.

Por su conocimiento, de hecho estaba tercero en la fila de posibles candidatos priistas, debajo de Blanca Alcalá y Enrique Doger.

Sin embargo, ha demostrado inmadurez y se le desborda la pasión negativamente en algunas circunstancias que demandan cabeza fría, además de que sus adversarios le podrían endilgar su pasado marinista.

En tanto, Barbosa se presenta, y tiene razón, como la figura política poblana con mayor estatura y presencia en los círculos nacionales.

Como presidente de la Cámara Alta y coordinador de los perredistas, aprovechó cada día y también ha construido una incipiente estructura -no tan grande como él cree-, con alcaldes poblanos, lo mismo del PRD que del PRI y otros partidos, por los apoyos que gestionó para sus municipios.

La verdad es que lo ideal sería que Morena pudiera postular un candidato con las cualidades de uno y otro: con presencia y contactos nacionales y con estructura, más allá de lo embrionaria, en toda la entidad.

Sin embargo, debe ser uno o el otro.

Los jaloneos llevan ya varias semanas y se definirán una vez que pasen los procesos electorales de este 4 de junio.

Sin jugar al agorero, nos dice nuestra fuente, lo más probable es que a Barbosa le cumplan la promesa de hacerlo candidato a gobernador, mientras Armenta deberá conformarse con ir como abanderado al Senado.

En un par de meses habrá inequívoca claridad.