Para poder entender lo sucedido el día de ayer en la sede de la 28 de Octubre hay que decirle a las cosas por su nombre: a la hija de “Simitrio”, la ejecutaron.

Tras la impactante noticia del asesinato de Meztli Sarabia Reyna corrieron diferentes versiones sobre este hecho, con diferentes móviles y autores del crimen.

Por tratarse de la hija del líder de una de las organizaciones sociales más fuertes de Puebla, de inmediato surgió la versión de un crimen de Estado.

Hablar de “Simitrio” es hablar de un líder histórico, que fue capaz de poner en jaque a gobernadores, creando una red de comerciantes compuesta por miles de afiliados, que convirtieron las calles del centro histórico de la capital en un "manifestódromo" permanente.

Sin embargo, la versión pierde fuerza cuando se estudia el momento actual de la 28 de Octubre en su relación con el gobierno del estado.

A diferencia de las tensas relaciones que esta organización mantuvo con gobernadores como Mariano Piña Olaya o el propio Rafael Moreno Valle, “Simitrio” acababa de recuperar su libertad, en el marco de un nuevo estatus con el gobierno estatal.

Por su parte, no veo a Moreno Valle preocupado por saldar deudas con la 28, cuando lo que menos quiere son escándalos que manchen sus aspiraciones presidenciales.

Sería un auténtico despropósito.

En contraposición, otra línea de investigación nos lleva a la disputa por los espacios en los mercados que controla la organización, en donde la disputa de los grupos, ha tomado niveles de crimen organizado.

Lejos quedaron las disputas por los mejores espacios comerciales; ahora la guerra es por los negocios clandestinos en donde la venta de narcóticos, huachicol y hasta de armas, representa muchos millones de pesos.

La forma en la que fue privada de la vida Meztli Sarabia, es la de una ejecución del crimen organizado.

La infiltración del narcomenudeo en los mercados, no es un tema privativo de Puebla. A nivel nacional, los mercados de gran tamaño cómo El Hidalgo y El Unión se convierten en cuevas de bandidos, en donde la pugna por el control de estos giros es sanguinaria.

Por supuesto, que esto no exime al Fiscal General Víctor Carrancá por su incapacidad para resolver este tipo de problemas, sobre todo porque existe una denuncia de amenazas contra la hoy occisa, sin que haya tomado cartas en el asunto.

En un solo día, la FGE ya tiene vasta información sobre los grupos de narcomenudeo en ese mercado, lo cual nos lleva a pensar que Carrancá ya tenía conocimiento previo de esta mafia, sin que haya movido un dedo para desmantelarla.

Es evidente que las constantes omisiones por parte de Carrancá siguen costando muy caras a los poblanos.