La reforma constitucional que realizó este jueves el Congreso para adelantar tres semanas el arranque del proceso electoral local 2017-2018, que por primera vez será concurrente con el federal, no debe verse con demasiado sospechosismo —para citar la frase célebre del panista Santiago Creel Miranda—, pero sí en cambio delata el nerviosismo de los partidos y actores políticos rumbo al domingo 1 de julio del próximo año, en el que los poblanos elegiremos, como nunca, tantos cargos. 

La modificación posibilita que el inicio del proceso electoral para el estado, en que se elegirán gobernador o gobernadora, diputados locales y 217 alcaldes, sea entre el 3 al 5 de noviembre y no hasta su cuarta semana. 

De este modo, el Instituto Estatal Electoral (IEE) gana tiempo para la operación de las elecciones y los partidos y aspirantes para llevar a cabo sus procesos internos, precampañas y registro de sus plataformas electorales, entre otros. 

Algunos actores también han establecido la conveniencia del adelanto, para acercarlo con la fecha del proceso federal que comienza el 8 de septiembre, y en el que se elegirán Presidente de la República y se renovarán las dos Cámaras del Congreso de la Unión. 

Pero el mayor de los significados de este cambio en Puebla es el que delata la prisa que tienen en todos los partidos, porque lleguen los tiempos legales. 

Por lejano que parezca el 1 de julio de 2018, en realidad poco se pueden mover ya los caminos andados por los aspirantes, principalmente para Casa Puebla. 

Por las formas y hasta por la cortesía política, es previsible que en los partidos Acción Nacional (PAN) y Revolucionario Institucional (PRI) se esperen primero a tener definida la candidatura a Los Pinos, antes de anunciar formalmente la de la gubernatura poblana. 

Sin embargo, como se están presentado las cosas, en el panismo local no se ve quién le haga sombra, por ahora, a la esposa del exgobernador, Martha Érika Alonso. 

Ante la evidencia de que Rafael Moreno Valle no alcanzará la postulación presidencial de AN, su esposa tendrá terreno libre para ir por la gubernatura. 

En tanto, en el PRI el subsecretario de la Sedatu, Juan Carlos Lastiri Quirós, es quien más se mueve y no se ve cómo, y mire que sus adversarios lo han intentado, puedan frenar el proselitismo que despliega por todo el estado en pos de abanderar a su partido a Casa Puebla. 

En tanto, el Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) no tendría por qué esperar mucho, ya que en ese partido no hay duda de que Andrés Manuel López Obrador, y solamente él, será quien aparezca en la boleta hacia Los Pinos. 

En MORENA, hay claridad de que la contienda por la candidatura al gobierno del estado es entre el expriista Alejandro Armenta Mier y el senador experredista Miguel Barbosa Huerta. 

En la estrategia, las cosas parecieran favorecer más al segundo, quien incluso ya pidió formalmente a su nuevo partido que lo considere en el proceso de designación del candidato como “coordinador o representante de organización para la gubernatura”. 

De modo tal que el adelanto de los tiempos no debe verse más allá de lo que en realidad delata: nerviosismo y unas ansias locas, de partidos y aspirantes, por estar ya en la contienda.