Un grave problema de la política en nuestro país, en donde Puebla no es la excepción, radica en la ambición, prepotencia e ignorancia de una buena parte de los alcaldes.

Se sabe que cuando menos, una docena de presidentes municipales son investigados por sus presuntas ligas con el huachicol.

En Tecamachalco, la violencia de género del presidente Inés Saturnino contra una regidora, es otro caso.

Y de manera más reciente, el escándalo detonado en San Andrés Cholula, en donde el alcalde Leoncio Paisano quiso pasarse de listo, concesionando a través de su Cabildo el servicio de limpia por 30 años.

No hay que olvidar que el morenovallismo tuvo sus alcaldes consentidos, uno de ellos fue el propio Leoncio Paisano, a quien acostumbró a hacer y deshacer, pasando sobre los demás, y a llevar a sus enemigos políticos a la cárcel, tal y como ocurrió con la familia Xicale; sin embargo, todo lo que inicia, termina, y ahora el funcionario está metido en serios problemas por la ilegal concesión del servicio de limpia a la empresa Pro-Faj Hidrolimpieza, SA de CV, que tiene varias denuncias por malos manejos de los residuos.

El contrato de concesión por 30 años se aprobó en el Cabildo de San Andrés, el pasado 13 de julio, en él se establece que  la empresa comenzará a trabajar el 1 de agosto, sólo que perdieron de vista un detalle: que el Congreso del Estado es la única instancia facultada para aprobar un permiso de este tipo, una vez que el periodo por el que se otorgó, es superior a la gestión municipal.

Los problemas van a aumentar, ya que el Cabildo de San Andrés nunca envió el documento al Poder Legislativo, y algo más grave es que el próximo lunes concluye el segundo periodo ordinario de sesiones y el tercero inicia el 15 de octubre.

Esta vez Leoncio Paisano no tiene un padrino que haga que las comisiones del Congreso sesionen a las 8 de la mañana, citen al pleno a las 10 y en dos horas tenga el aval.

No sería extraño que como una medida desesperada, terminen haciendo un contrato por un plazo menor en lo que el Legislativo le ayuda a subsanar esta pifia.

Es evidente que detrás de esta concesión se esconde un jugoso negocio, en el que Paisano pensaba que podía sacar una buena tajada.

Su ignorancia jurídica lo convirtió en un nuevo Varguitas, como el de la Ley de Herodes, al grado que no tuvo empacho en cambiar la Constitución para sacar adelante esta concesión.

Imagínense, 30 años de rentas, era la jubilación soñada.