Como dijeran los antiguos, se ha formado una filípica de agarrapollos entre mi vecina y yo: Ella insiste en que es el “Club de Tobi”, el grupo con el que tomo café. Yo le replico que es el Club de la Bacinica Geriátrica, porque lo formamos machines que ya peinamos canas aunque la mayoría lo único que peinamos es la cartera para pagar la bacinica de café que sirven en el lugar, porque aquello no es una taza normalita.

Eso sí, en el CBG (Club de la Bacinica Geriátrica), la plática es variopinta; es decir, se platica de “tocho morocho”, pero a un nivel más allá del de la telecomedia, por ejemplo: Cotorreamos acerca  de la física cuántica, de Van Gogh, de Picasso, de los hoyos negros, de Kant, poesía y hasta de los deportes de “alto impacto” que practicábamos en tiempos pasados: Canicas, balero, trompo, taconcito o la  peligrosísima rayuela.

En fin, lector querido, tú sabes que los machos —que ya no somos muchos—, tenemos la imperiosa necesidad de salir corriendo del lavadero cotidiano, del “ya me ensuciaste con tus patotas” etcétera, etcétera…                                                  

Pensamos crear una sucursal del CBG en Tepeaca. Prohibiremos la entada a menores, uniformados, políticos y camilleros.