Es difícil recordar una semana con resultados tan positivos para Enrique Peña Nieto, como los que hasta ahora se registran tanto en el ámbito nacional como internacional.

Para un presidente tan vapuleado cómo el nuestro, resulta verdaderamente difícil encontrar una racha de noticias favorables.

El hecho de que el peso obtenga su mejor condición cambiaria frente al dólar no es obra de la casualidad. Lo que hoy vemos en las pizarras de las casas de cambio por debajo de los 17 pesos, era francamente impensable después de la victoria de Donald Trump en la presidencial estadounidense.

Y al dólar se sumaron condiciones favorables para el Tratado de Libre Comercio, el cual también mejoró la calificación de Fitch sobre los riesgos de la macroeconomía mexicana y respecto al PIB, la CEPAL subió las expectativas de crecimiento al 2.2 por ciento.

De acuerdo al documento de la calificadora de riesgos Fitch, esta es su conclusión respecto a la economía nacional: "Se está reduciendo el riesgo de un escenario perjudicial que pudiera debilitar la competitividad de las exportaciones de México y afectar el crecimiento potencial o poner en peligro los flujos de remesas del exterior", subraya la agencia norteamericana de calificación de deuda en una nota. "La economía (mexicana) ha demostrado resistencia ante los precios más bajos del petróleo y los riesgos derivados de las políticas proteccionistas estadounidenses".

Y para rematar, The Washington Post le dio un importante número de positivos a Peña, al publicar la transcripción de una larga publicación a inicios de año, en donde se muestra como un hombre de Estado, hablando con un arrogante y mentiroso compulsivo, como lo es su homólogo gringo.

Yo insisto que para el payaso de las cachetadas, en que las redes sociales convirtieron a Peña, es una semana de excepción que curiosamente coincide con sus vacaciones de verano.

Sin el ánimo de echar las campanas al vuelo y sabiendo que en cualquier momento se le viene encima otro escándalo mediático, la realidad es que esta es la mejor semana de los últimos tres años cuando menos.

Por esta vez le voy a comprar su eslogan de: "Las cosas buenas casi no se cuentan, pero cuentan mucho".

Que valga por hoy.

Todos a veranear 

Al igual que muchos otros mexicanos, incluido EPN, este columnista se va unos días a veranear, con el ánimo de recargar las baterías.

Aquí nos encontramos justo en una semana.