Para muchos pasó desapercibido que el pasado fin de semana, en mancuerna, Enrique Doger Guerrero y Blanca Alcalá Ruiz, hicieron una gira por Libres.

Todo luego de que muchos ya daban por muerta políticamente a la senadora por su recién nombramiento como embajadora de México en Colombia.

Lo cierto, es que dicen los que dicen que saben, que se cocina una sorpresa en el PRI.

Se imagina una mancuerna Doger-Blanca para la presidencia y gubernatura.

Al menos para los que se fijaron de esta gira o reunión, se pusieron a pensar y otros a temblar.

Tiempo al tiempo.

Cerro de Amalucan, nido de delincuentes

Asaltos, violaciones, adictos tronándoselas y suicidios, es lo más común que uno se puede encontrar en el cerro de Amalucan, desde hace más de 30 años.

Pero de pronto, casi de la nada, surge un grupo de vecinos que “defiende la ecología”.

Y eso que desde hace más de tres décadas, el cerro es una de las zonas más peligrosas de Puebla.

Pero, ahora que finalmente se va a poner un remedio a la inseguridad en la zona arbolada con la creación de un parque, surge este grupo sembrando arbolitos.

Lo raro es que nunca en ese lapso, se habían aparecido a hacer reclamos, ni cuando violaban a una chica que se atrevía a cruzar el lugar por necesidad, o cuando los adictos se meten en sus cuevas a drogarse.

Mucho menos, cuando las pandillas luego de robar se internan entre los árboles huyendo de sus delitos.

Tampoco aparecieron cuando alguna persona se colgaba en las ramas para quitarse la vida.

Se tienen contabilizados por lo menos cinco suicidios en los últimos dos años, según una revisión hemerográfica.

Lo cierto es que desde hace años, el cerro de Amalucan, se convirtió en zona de delincuentes.

Ya no se ven a familias ni siquiera acercarse a convivir como antaño, cuando hasta días de campo eran frecuentes.

También desde hace mucho, no se ve a niños jugando entre su pasto seco y tierra seca.

Mucho menos se ve a madres estirando manteles para pasar un día de campo.

Desde hace décadas el cerro de Amalucan, dejó de ser de los vecinos y pasó a ser de los delincuentes.

Y lo digo como testigo desde niño de esta metamorfosis, de un cerro lleno de vida a uno totalmente abandonado y peligroso.

Pero ahora, este grupo, que pocos vecinos conocen, están en contra del nuevo parque.

Obviamente van por otros intereses, más allá de sembrar arbolitos.

Si no fuera así, aplaudirían el cambio.