De acuerdo con la resolución del 2 de agosto por parte de los magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el Instituto Nacional Electoral deberá aceptar todas las pruebas que se presentaron contra Rafael Moreno Valle y el empresario Miguel Ángel Porrúa en la denuncia por actos anticipados de campaña, así como fiscalización de los recursos, relacionados con la promoción del libro La fuerza del cambio.

Sucede que apenas en marzo, el empresario librero tuvo que presentar ante el Tribunal la carátula de su declaración ante Hacienda, con la novedad de que lo hizo en ceros; es decir, que no puede justificar legal y fiscalmente el pago de los espectaculares; pero lo más grave es que reconoce que en el contrato, es Rafael Moreno Valle quien debe pagar toda la publicidad de promoción del libro.

Aquí hay un grave conflicto y un mentiroso, ya que Miguel Ángel Porrúa y Moreno Valle han emitido versiones contrarias ante la autoridad y están a punto de ser sancionados administrativamente, ya que el INE tendrá que cumplir puntualmente con lo que estableció la Sala del Tribunal Federal.

Pero lo importante es que al exgobernador ya no le quedaría nada para negociar a nivel nacional, y posiblemente tampoco en Puebla, ya que quien aspire a una candidatura no debe haber sido sancionado un año antes de la elección; es decir, que esta sanción sería el último clavo de su ataúd.

Y hay más, la denuncia ante la Fepade, puede pasar a ser un conflicto de orden penal y aunque sabemos que no pasará de ahí, lo cierto es que si se cumpliera la ley, Moreno Valle y Porrúa tendrían que rendir cuentas por delitos electorales, y la pena estipulada es de ocho a doce años de prisión.

De confirmarse la resolución, Anaya no tendrá que negociar más de la cuenta con el exgobernador, quién no tendrá prácticamente nada que ofrecer, en el entendido de que éste sólo le representaría problemas presentes y futuros.

Ahora sólo hay que esperar los resolutivos de las autoridades electorales y a partir de ahí: veremos y diremos.

El pseudoperiodismo de Lydia Cacho

Este día, Virginia Betanzos Moreno, activista social en Benito Juárez (Cancún), Quintana Roo, presenta en Puebla el libro Lydia Cacho la otra cara de la pederastia, donde el personaje queda muy mal parado y se presentan pruebas de cómo ha lucrado con el problema, e incluso se presume que ha defendido a pederastas.

Sin duda, el prestigio de la autora del libro Los demonios del Edén, va en declive y sus acciones cada vez reflejan más su condición de mercenaria del periodismo.

En la columna del 25 de febrero de 2016 advertimos sobre las presas políticas y la omisión de la periodista, que parecía proteger a Moreno Valle, permítanme retomar un fragmento de esa entrega:

Contracara febrero 2016

"Es evidente que Lydia Cacho es una especie de ‘autofeminista’, ya que lleva diez años tirándose al piso y viviendo del LidyaGate por su detención de 48 horas, pero no es capaz de mover un dedo para defender a mujeres que siguen presas en este estado por asuntos meramente políticos.

Sobra decir que su reaparición tiene un marcado interés político, sobre todo si consideramos que en este sexenio se olvidó de Puebla y que vuelve justo en un momento electoral en el que el morenovallismo busca mermar la imagen de la abanderada tricolor.

Dicen que en política nada es casual y el extraño retorno de Lydia Cacho cumple claramente con los intereses del Señor de los Cerros”.

Esta cita —aunada al libro que hoy presentan en Puebla— confirma que la conducta mercantilista de Cacho es el común denominador en su vida como pseudoperiodista.