Don Othón Muñoz Bravo, “El Cachetes”, no es cualquier delincuente, es un “señor de empresa”, dueño de restaurantes, hoteles, gasolineras, todo ello obtenido a base de arduo trabajo en el campo, desde su Veracruz, donde su hermano Rodrigo Muñoz Bravo, “El Calabazo”, otro empresario, fue levantado y ejecutado el pasado 2 de mayo.

Othón Muñoz aparece en una fotografía, en la zona residencial de Las Haras, donde entre todos los invitados se encuentra Rafael Moreno Valle, quien fue gobernador de Puebla.

Quienes han enviado la foto dicen que “El Cachetes” fue uno de los benefactores del morenovallismo y viceversa, que este hombre recibió en todo momento la ayuda del morenovallismo.

En otras palabras que “El Cachetes” recibió todo el apoyo de la pasada administración para encubrir sus actividades relacionadas con el robo de hidrocarburos, en ductos tanto de la zona de Puebla y de Veracruz, más de Veracruz.

La actividad de ambos hermanos podría definirse como un principio y fin.

Es decir, que en estos momentos ya no se dedicaban a esta actividad, aunque se dice que en sus gasolineras compraban y vendían el hidrocarburo robado.

Ambos hermanos dejaron el negocio del huachicol a integrantes del crimen organizado, a quienes conocieron porque les pagaban renta para no ser molestados.

Luego el negocio se hizo más peligroso y en un pacto de “amistad”, decidieron dejarles el negocio.

Más tarde Othón Muñoz comenzó a lavar su dinero en todo negocio que se le ocurriera, entre éstos, los bienes raíces.

De alguna manera se codeó con los funcionarios de la pasada administración y terminó por montar toda su vida en Puebla y parte en Veracruz.

La Fiscalía un lavador

A Othón no debe causarle preocupación que la Fiscalía General del Estado (FGE), sea la que lo investigue.

Para eso pusieron durante 7 años a Víctor Antonio Carrancá Bourget, para que cubra las espaldas de sus aún patrones y ahora exfuncionarios.

Los nombres de muchos que pueden aparecer implicados en este asunto, entre los que se encuentran servidores públicos, empresarios, uno de éstos, dueño de varios bares de “prestigio”, no serían llamados a cuentas.

Por el momento.

Nos vemos cuando nos veamos.