No han sido los mejores días para el edil de San Pedro Cholula, José Juan Espinosa Torres. Y no tiene nada que ver con la tormenta climatológica de las últimas horas que tiene bajo la lluvia a la zona metropolitana de Puebla.

Convertido al partido de Andrés Manuel López Obrador, el Movimiento Regeneración Nacional, es básicamente la tabla de salvación que tiene para mantenerse vigente tras el término de su mandato, en 2018. En eso estaba empeñado hasta el límite de sus esfuerzos.

Orillado por dos factores que lo impulsaron a dejar el partido-franquicia de Dante Delgado Rannauro, Espinosa dejó al Movimiento Ciudadano en septiembre de hace un año, cuando ya habían pasado meses del informe de gobierno municipal cholulteca, en febrero, en que el propio dirigente nacional del MC elogió sin freno a Rafael Moreno Valle Rosas, un mandatario que gobernó con los instrumentos del miedo.

Sólo un ciego no vería los logros alcanzados por el gobierno de Rafael Moreno Valle en Puebla, dijo palabras más o palabras menos un hombre que no improvisa en política. Fue gobernador de Veracruz, preso político por un encarcelamiento que arregló Miguel Ángel Yunes Linares, hoy gobernador de ese estado; y coordinador de los apoyos para Chiapas cuando Ernesto Zedillo buscaba pacificar ese estado tras la irrupción del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. 

Ya venía la elección para gobernador en el primer domingo de junio de 2016, para la que el partido naranja abdicó de su responsabilidad como partido político que pelear por ostentar el poder público a través del voto. Pasó el proceso y en efecto, Dante Delgado dispuso que no hubiera una candidatura; la dejó pasar por así convenir a los intereses del grupo en el poder.

“Ya dejen esa cosa”, dijo López Obrador a Rodolfo Huerta cuando arribó a un mitin en apoyo a Abraham Quiroz, el excandidato a gobernador por Morena. Huerta portaba un suéter color naranja. Invitación que ya había sido formalizada por el delegado de Cuauhtémoc en la Ciudad de México, Ricardo Monreal Ávila al jefe de Huerta, el edil de San Pedro.

Hoy ambos militantes de Morena enfrentan un panorama incierto, pues en el juego del poder el jefe delegacional y su aliado en Puebla, Espinosa Torres parecen no tener cabida. La nomenclatura no los deja pasar.

El primero vive el periodo previo al término de su militancia en el partido político que convirtió a López Obrador en el más visible aspirante a la Presidencia, de entre todos los partidos políticos.

El segundo fue rechazado por los consejeros estatales hace tres semanas, para ser coordinador de estructura en Puebla, lo que lo habría puesto en la puja por la candidatura a gobernador, o cargo alguno en 2018.

José Juan Espinosa cumplirá este mes de septiembre un año de haberse incorporado a las filas del Movimiento Regeneración Nacional. Dejó el partido de Delgado Rannauro porque devino al colaboracionismo con el grupo de Moreno Valle. 

Ahí están las visitas frecuentes a Casa Aguayo de la diputada federal por Chiapas María Elena Orantes, que trabajó la relación en forma paralela en favor del dirigente nacional del MC.

No llegaron juntos, pero sí podría suceder que ambos salgan por donde llegaron. En el camino se encontraron y el destino parece ser el mismo para uno y otro. Así son los juegos de poder, aunque en política nadie está muerto hasta que la víspera se haya rezado el último rosario.