Los astros que hasta hace un año parecían alinearse para que Rafael Moreno Valle hiciera realidad su proyecto presidencial se volvieron locos.

Desde hace meses nada le sale bien a Rafael, ni en el PAN ni en el PRD.

El plan “B” de Moreno Valle era lograr la candidatura presidencial a través del PRD, para lo cual envió a su asesor de cabecera, Luis Maldonado, al sol azteca para buscar desde ahí catapultar su ilusión de poder.

Lamentablemente para su causa, Luis Maldonado Venegas vio frustrados sus sueños de ser el próximo dirigente nacional del Partido de la Revolución Democrática, previo al 2018, una vez que la renovación de las dirigencias será hasta noviembre del próximo año.

Si bien se planea un Frente Amplio Democrático, a nivel nacional su papel será el de un cero a la izquierda ante los actores políticos, ya que no aparecerá en los reflectores, ni podrá operar abiertamente para su jefe político, Rafael Moreno Valle.

Por cierto, dicen que Maldonado llegó a la sesión del Consejo Nacional del partido del sol azteca acompañado de su chalán, Carlos Martínez Amador, pero en la entrada le dijeron que sólo podía pasar él, lo que demuestra el verdadero peso político que tiene al interior del PRD.

Ahora Maldonado Venegas tendrá que conformarse con las migajas que le puedan dar, pero es prácticamente imposible que le den una posición en el Senado de la República.

En el caso de Carlos Martínez, quien no pudo entrar a la sesión del Consejo Nacional, y por lo tanto no conoció realmente los resolutivos, salió diciendo que habrá una nueva dirigencia estatal en Puebla.

Para su desgracia, su enemiga política, Socorro Quezada Tiempo, seguirá al frente del partido a pesar de que hayan registrado a 150 mil ciudadanos como perredistas pensando en que con ello controlarían al partido.

Es evidente que el tiempo confirmó la versión de este columnista, cuando les anticipé que sería dinero tirado a la basura las carretadas de billetes utilizadas para la afiliación masiva orquestada por el entonces Señor de Los Cerros, ya que sus militantes piratas no podrán quitar a la dirigente y mucho menos tomar las decisiones de peso, ya que éstas provienen directamente del Consejo Nacional.

El que las hace, no las consiente

La semana pasada, después de la rueda de prensa en el Senado, en donde Fernando Manzanilla acompañó a Luis Miguel Barbosa a denunciar el espionaje realizado durante el sexenio pasado en Puebla, el clan morenovallista se lanzó contra él acusándolo de traidor.

Hay que recordar que Manzanilla renunció al grupo, cuando su cuñado incumple con su palabra de darle la candidatura a la alcaldía y ofreciéndole una diputación local como premio de consolación.

Ese incumplimiento genera la renuncia de Manzanilla y dos años después, al aparecer, en Morena fue señalado de traidor.

¿Traidor?

¿No acaso Moreno Valle renunció al PRI cuando Mario Marín no cumplió su palabra y no le dio la candidatura al Senado?

Evidentemente lo que para RMV fue un acto de dignidad, hoy es visto como un acto de traición.

Bien dicen que: el que las hace, no las consiente.