Con un cuidado maquiavélico y como hábil jugador del ajedrez político, Rafael Moreno Valle, movió las piezas necesarias para que desde dos legislaturas diferentes, cuatro pilares de la rendición de cuentas quedaran en sus manos.
El fiscal Víctor Carrancá, el ombudsman Adolfo López, el auditor David Villanueva y hasta los comisionados del Instituto de Transparencia comparten orígenes.
Las designaciones de los cuatro pilares se realizaron entre protestas de organizaciones sociales y señalamientos de opacidad. Aquí el recuento.
En los primeros minutos del jueves 5 de enero y como regalo de Reyes, Víctor Carrancá fue premiado. En medio de la noche rindió protesta como el primer fiscal de Puebla por un periodo de 7 años.
La designación que mantendrá a Carrancá Bourget por 13 años al frente de la justicia en la entidad se logró pese a la fabricación constante de delitos, magros resultados en la extinta Procuraduría General e, incluso, con el caso Chalchihuapan a cuestas.
En esa ocasión ni los diputados morenovallistas federales ni los locales se opusieron a la reforma que un mes antes, en pleno diciembre, presentó Moreno Valle para que el procurador se convirtiera, de facto, en el primer fiscal poblano.
En esa fecha tampoco se escucharon reclamos del presidente nacional del PAN, Ricardo Anaya, quien hoy encabeza una ardua lucha en el Congreso de la Unión para impedir que Raúl Cervantes Andrade, pase automáticamente de la PGR a la Fiscalía General de la República.
El caso de Carrancá, si bien es el más icónico, no se trata del único. Sigamos.
La falta de respeto y protección a los derechos humanos, una más de las características del gobierno que concluyó, también fue premiada. El caso Chalchihuapan, ícono de las violaciones a las libertades, no fue suficiente para impedir la reelección, por primera vez, de un ombudsman, así Adolfo López Badillo, quien al igual que Carrancá, arrancó el sexenio en 2011, continuará en la Comisión Estatal de Derechos Humanos hasta en 2019.
Otro de los hilos que ató Rafael antes de dejar Casa Puebla fue el tema de las finanzas públicas. El auditor, David Villanueva Lomelí, se mantuvo al frente de la fiscalización del erario pese a la reforma legislativa que extinguió al Órgano de Fiscalización Superior en 2012 y permanecerá —en caso de que no pida licencia electoral—, en su cargo hasta 2018, con la posibilidad de reelegirse para un segundo periodo, de seis años más.
Y ante todo este cochinero, había que barrer la mugre y esconderla bajo el tapete, por ello el Instituto de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales del Estado de Puebla, también fue cooptado, con la venia de los diputados poblanos.
En la última sesión ordinaria de 2015, Carlos Germán Loeschmann Moreno, Laura Marcela Carcaño Ruíz y María Gabriela Sierra Palacios, fueron nombrados como comisionadas y comisionado, pese a las protestas de activistas y organizaciones como la AMEDI que recriminaron la falta de transparencia en la designación de los representantes del ITAIP Puebla.
Y al parecer no le bastó con armar su blindaje, sino que también borró sus acciones de su corta memoria y dijo estar del lado de su partido el PAN, en su postura opositora a la designación automática de Raúl Cervantes como fiscal General de la República.
¿Con qué cara se puede oponer al llamado #FiscalCarnal, cuando él se blindó con 4 carnales?
Que alguien me explique.