Tenaz pero callado, el jefe delegacional de Cuauhtémoc, Ricardo Monreal Ávila, trabaja para construir un acuerdo suficientemente sólido que le permita convertirse en el candidato del Frente Ciudadano por México para gobernar la Ciudad de México, un derecho que creyó haberse ganado desde su militancia en el Movimiento de Regeneración Nacional.

Monreal Ávila que no es un novato en la lucha política tuvo en las últimas horas palabras de elogio para quienes formaron parte del diseño arquitectónico de esta alianza electoral, anunciada formalmente el viernes pasado en el Instituto Nacional Electoral.

De Ricardo Anaya Cortés, el líder del Partido Acción Nacional, dijo, se trata de un joven “con empuje y decisión”; de Alejandra Barrales, “la mujer más posicionada para gobernar la Ciudad de México” y de Dante Delgado Rannauro, del Movimiento Ciudadano que se trata de un “gran constructor” y de una capacidad política que sorprende. 

Lo que no ha dicho es que desde que comenzó el proceso de ruptura con su partido ha recibido en su domicilio la visita de un inquietante perfil: José Murat Casab, el exgobernador de Oaxaca, aliado político de Manlio Fabio Beltrones y operador de Enrique Peña Nieto en la confección del Pacto por México, en 2012.

En momentos en que Murat y Beltrones gravitan fuera de la órbita presidencial y de sus alfiles, ambos personajes del sector duro del priismo pretenden enfocar baterías en contra de quien sea impulsado desde Los Pinos para competir por la Presidencia de México y la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.

No mintió el aún militante de Morena cuando la mañana de este lunes dijo a Ciro Gómez Leyva que su tiempo en ese partido llegaba al término de su ciclo; pero sobre todo, que ha conversado sobre su futuro político con prácticamente todos los partidos en el país.    

Del zacatecano y su aliado en San Pedro Cholula el reportero escribió el 30 de agosto que ambos iban en caminos paralelos, una suerte de ruta compartida. 

Hoy ambos militantes de Morena enfrentan un panorama incierto pues en el juego del poder el jefe delegacional y su aliado en Puebla, Espinosa Torres parecen no tener cabida. La nomenclatura no los deja pasar”.

La nomenclatura se llama Andrés Manuel López Beltrán, hijo del dirigente y fundador; Martí Batres y Claudia Sheinbaum. En Puebla también hay un sector duro del partido que impide la participación política de quien no ha militado desde los orígenes del partido, lo que ha obligado a colocar en el blanco de la crítica a Gabriel Biestro Medinilla, presidente estatal de ese partido.

El edil de San Pedro Cholula, José Juan Espinosa ha tenido negativas reiteradas para hablar de la nueva coyuntura política en la que se encuentra después de que el Consejo Estatal le negó todo tipo de apoyo para ser coordinador territorial y, en consecuencia, hacerse de una candidatura en 2018.

La circunstancia política no ha variado desde el 30 de agosto en que se publicó la Parabólica que anticipaba la ruptura de ambos aliados con el partido del tabasqueño que se alista a ser por tercera ocasión, candidato presidencial, salvo que las ofertas son variadas y tocan insistentemente a la puerta.