Los gritos de “ni una más”, los que pedían la renuncia del Fiscal, Víctor Antonio Carrancá, y los que exigían se activara ya en Puebla una Alerta de Género, quedaron apagados por los sismos de Chiautla de Tapia y de Morelos.

Los grupos estudiantiles, las organizaciones sociales, los escritores, dejaron para un “después”, uno de los conflictos sociales que preocupaban al estado, al país, y éstos fueron los feminicidios.

Se puede decir que Víctor Antonio Carrancá, el Fiscal del Estado, se benefició con el sismo más potente que ha sufrido México en los últimos 100 años.

Cuando su carrera como Fiscal pendía de un hilo, actualmente quedó en un “archivo muerto”.

Los poblanos nos hemos volcado en la atención de las consecuencias del fenómeno sismológico y las consecuencias del mismo.

Las universidades no tendrán actividad hasta el lunes.

El caso de Mara y de los más de 80 feminicidios en lo que va del año, no son en estos momentos prioridad de estado.

El último reporte del asesinato de una estudiante de la UPAEP, de 19 años de edad, fue que su presunto asesino Ricardo Alexis fue confinado al Centro de Mediana Seguridad de Tepexi de Rodríguez, aun cuando apenas estaba siendo acusado de privación ilegal de libertad.

Que para que este hombre pueda tener otra audiencia hay que esperar 4 meses.

Y el Fiscal debe de respirar muy hondo, otra vez se salvó.

Lo mismo pasó con Othón Muñoz Bravo, “El Cachetes”.

Cuando el escándalo del huachicolero que fue protegido por la administración morenovallista, incluyendo al Fiscal, alcanza su máxima expresión, ocurrió la desaparición de la estudiante y con ello todo el drama que sufrió.

Los medios de comunicación, locales y nacionales, se volcaron, primero con la preocupación de dónde estaba, luego con la exigencia de que apareciera y más adelante con la petición de que se hiciera justicia.

Y Othón cayó de la popularidad de los poblanos.

Los tres días que le quedan a esta semana serán de total atención a los afectados por el temblor, a las tareas de construcción, de demolición.

El miércoles por la tarde ocurrió otro feminicidio más.

El de Juanita, ejecutada con disparos de. 9 milímetros y AK-47, en el interior de un restaurante de Huexotitla.

Pocos dieron a la atención de la noticia, que además de la muerte de la hostess de ‎36 años de edad, hubo otro ejecutado más.

Enrique, un mesero.

Las noticias del lunes aún son una incógnita.

Nos vemos cuando nos veamos.