Son tantas las atrocidades cometidas por el fiscal general Víctor Carrancá, que cuando logra dar un golpe contra el crimen, los poblanos no le creen.

No existe nada peor para un fiscal, que carecer de la credibilidad social.

De nada sirve lo que pueda hacer una Fiscalía en materia de procuración de justicia, si la gente no le cree al que supuestamente debe velar por los intereses de los ciudadanos.

Un fiscal desacreditado o desprestigiado se convierte en un lastre para el gobernador y para sus políticas de seguridad.

Es por esa razón que la permanencia de Víctor Carrancá en Puebla, además de provocar serios conflictos sociales, enturbia la imagen del gobierno estatal y en concreto, para el propio Tony Gali.

Y es que el desprestigio de Carrancá no es un asunto de existencia reciente.

Para entender las razones del descrédito social de este negro personaje, hay que hacer un extenso recuento:

1. Su paso por la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal en donde encarceló a inocentes por el caso del asesinato de Paco Stanley.

2. La creación de la Teoría del Cohetón, en el homicidio del niño José Luis Tehuatle, misma que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos calificó como una gigantesca y probada mentira.

3. La fabricación de delitos para detener a más de un centenar de presos políticos, incluidos ex presidentes municipales, presidentes auxiliares, ex funcionarios y algunos empresarios.

4. Fomentó la creación de un próspero despacho de abogados con privilegios y beneficios especiales para la "solución" de litigios, propiedad del hermano de su amigo incondicional José Carlos Proal, en un evidente tráfico de influencias.

5. Su nula y sospechosa actuación como procurador, solapando el crecimiento de los grupos de huachicoleros durante todo el sexenio anterior.

6. La creciente ola de feminicidios, unidos a las 50 mujeres desaparecidas hasta la fecha.

Quizá estos puntos expliquen por qué cada vez que aparece en escena, en lugar de brindar confianza y tranquilidad, agita las aguas y genera un clima de incertidumbre en la ciudadanía.

Les comento esto porque el día de hoy darán a conocer la detención de tres sujetos por su presunta participación en el feminicidio de Nazaria Iraís, asesinada hace unos días muy cerca del Arco de Seguridad de Huejotzingo.

En tres semanas, la FGE asegura haber resuelto dos casos de feminicidio.

El problema es que ni con todas las pruebas presentadas en el caso de Mara Castilla, la gente les cree.

Es el costo del descrédito de un personaje que en teoría, debiera ser de intachable reputación.

Sobra decir que no es el caso de Víctor Carrancá. Y ahora tiene enfrente otro que ha enfurecido a todo Puebla, por el homicidio de una joven estudiante de la BUAP.

La comunidad universitaria y la sociedad poblana en general exigen justicia.

¿Pero acaso alguien en Puebla confía en el fiscal?

Yo tampoco.