La semana que comienza este lunes 9 será la tercera después del sismo del 19 de septiembre y aunque el presidente Enrique Peña Nieto y el jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, dieron por terminada la tarea de rescate de personas que hayan sido víctimas del temblor, las repercusiones en la escena política están lejos de ser cuantificadas.

Y es que como es bien sabido, en el ejercicio de la política no siempre 2+2 suman 4. Un ejemplo de lo anterior es el propio Mancera, que antes del intenso movimiento de tierra, cuyo epicentro fue en Morelos, traía trazada una hoja de ruta para ir en la búsqueda de la candidatura presidencial por el PRD o por el Frente Ciudadano por México.

Su licencia a la jefatura capitalina sería presentada a la Asamblea de la CDMX apenas terminados los festejos del mes patrio, pero nada de eso sucedió. El mandatario de la Ciudad de México debió quedarse en la oficina del Palacio del Ayuntamiento para atender la contingencia.

Algo así ocurrió con algunos integrantes del gabinete del presidente de México. El primero de ellos, el responsable de la política Educativa, Aurelio Nuño Mayer y el de Salud, José Narró Robles, dos de las cuatro cartas que la víspera había destapado, el coordinador de los senadores del PRI, Emilio Gamboa Patrón.

Caso aparte merece el del titular de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade Kuribreña, un integrante del gabinete que despierta simpatías hasta en un sector del panismo. 

A diferencia de sus compañeros que despachan en Educación y Salud, respectivamente, la salida de este funcionario no tendría necesariamente el rechazo de la sociedad, pues el círculo en el que se mueve por la lógica de su responsabilidad está en el plano internacional y los mercados financieros. 

Para hacer un cambio en Hacienda solo se debe ser cuidadoso y no enviar una señal equivocada que pudiera alterar al circuito financiero, siempre sensible a la especulación en ese renglón.

Otro perfil que despierta particular interés es el de Miguel Ángel Osorio Chong, quien desde la oficina de la Secretaría de Gobernación ha adquirido un perfil discreto en la contingencia para dejar la escena a sus compañeros de gabinete, además de los secretarios de Marina Armada y Ejército Mexicano, Vidal Soberón Sanz y Salvador Cienfuegos Zepeda.

Esa condición para el hidalguense permitiría en los próximos meses asumir una responsabilidad diferente a la que ha tenido desde que comenzó la gestión presidencial y le dotaría de un mayor margen de maniobra, sin la factura política de haber claudicado en tareas de auxilio, pues en realidad esa encomienda fue depositada en otras manos.

No son los únicos damnificados políticos tras el sismo, pero sí los más visibles. El tiempo dirá cuántos más habrá en el camino.