En junio de 2016, todo era un jolgorio para los panistas, quienes ya se veían de nuevo disfrutando de los placeres que ofrece la casona oficial de Los Pinos.

Y no era para menos. Después de que la elección intermedia federal de 2015 les resultó muy adversa, teniendo que ver cómo el PRI se llevó una gran tajada de los cargos en disputa, los panistas recuperaron el aliento, con el triunfo contundente que provocó la salida de Manlio Fabio Beltrones de la dirigencia tricolor y de paso, el apuntalamiento de las aspiraciones presidenciales de Ricardo Anaya.

Fue tan contundente la victoria azul, que desde ese instante los panistas vieron —según sus filias— en Ricardo Anaya y en Margarita Zavala a las dos únicas cartas para emprender el retorno a Los Pinos.

Sin embargo, ya en pleno proceso electoral, el escenario festivo desapareció: Margarita Zavala renunció al PAN y los morenovallistas empezaron a echar las campanas al vuelo.

Gritaron a los cuatro vientos que Rafael Moreno Valle una vez más está en la jugada para ir por Los Pinos.

Empero no como lo pintan, los escenarios son totalmente diferentes al discurso morenovallista, incluso muy adversos para el ex gobernador de Puebla.

Tal como lo escribí el 9 junio de 2016:

El vergonzoso autodestape de RMV.

En medio de la bacanal panista para festinar el triunfo electoral del domingo pasado, las figuras nacionales de ese partido y un número considerable de analistas políticos empezaron a lanzar los nombres de Ricardo Anaya y Margarita Zavala para contender por la presidencia en 2018.

La debacle tricolor obligaba a pensar en el PAN como el partido emergente que pueda competir y evitar el arribo de Andrés Manuel López Obrador a Los Pinos.

En esa lógica, empezaron uno a uno los destapes, que sin excepción encontraban en Zavala y Anaya los nombres de los presidenciables azules.

Entre lunes y martes, en los corrillos políticos no se hablaba de otra cosa que de la madriza al PRI y por lo tanto de la posibilidad creciente de que el PAN regrese a gobernar desde Palacio Nacional.

Y en este escenario, nunca apareció Rafael Moreno Valle ni Gustavo Madero.

El ninguneo para el Señor de Los Cerros lo sacó de sus casillas y terminó por llevarlo a una medida más que desesperada: autodestaparse.

Así como usted lo lee.

Ante la falta de un destape natural de un panista de peso, Rafael tuvo que tragarse su soberbia para salir a los medios a anunciar que va por la Presidencia.

Es evidente que los panistas no van a quemarse por una carta que en este momento no mata ni un par de dos.

La lectura es muy simple, los grupos albiazules tienen claro que la pueden ganar en 2018 y van a hacerlo con un panista o una panista de cepa.

Por eso es que Rafael no tuvo más remedio que autodestaparse, ante las mofas de la nomenclatura albiazul.

No se hagan bolas. Rafael Moreno Valle no será candidato a la Presidencia de la República digan lo que digan sus paleros.

Moreno Valle no tiene las mínimas posibilidades de aparecer en las boletas electorales de 2018.