Para muchos fue sorpresiva, para los que conocemos el teje y maneje de la política poblana, sabemos que la renuncia de Mario Riestra a la Secretaría General del Ayuntamiento, es un paso firme para aparecer en las boletas electorales en 2018.

Muchas historias e hipótesis se cuentan a raíz del anuncio de que Riestra deja la Comuna para dedicarse de lleno a lo que será su campaña el próximo año.

Muchas lecturas políticas se harán y se dirán, lo único cierto es que Mario Riestra no está peleado ni confrontado con nadie.

Y su salida del Ayuntamiento obedece a una cuestión netamente de aspiraciones políticas. Y sobre todo, porque sabe de sus alcances reales para buscar en un primer escenario la candidatura a la presidencia municipal de Puebla.

En un segundo escenario podría buscar la candidatura a una diputación federal. En ambos casos, tiene el respaldo del grupo político en poder.
Su cercanía con el gobernador Tony Gali le dan un protagonismo especial que le puede traer buenos dividendos a la hora de designar las candidaturas.

Dentro de ese grupo cercano al gobernador Gali, además de Riestra se encuentra Jorge Aguilar Chedraui y Luis Banck, los tres tienen las posibilidades de aparecen en las boletas electorales en 2018.

Por el momento, no se hagan bolas, la salida de Mario Riestra obedece a cuestiones partidistas-electorales, más que por confrontación políticas.

El Panal vende caro su amor

Fiel a su estilo el Partido Nueva Alianza (Panal) en pleno proceso electoral de 2018 vende caro su amor. Los tiempos políticos se acortan y el partido de la maestra Elba Esther Gordillo empieza a realizar más presión para poder sacar el mayor provecho de la actual coyuntura política.

En las últimas semanas ha coqueteado con el Frente Ciudadano por México. Su fuerza radica en la cercanía con el exgobernador Rafael Moreno Valle y el aval de la maestra Gordillo.

Dentro de las negociaciones para incorporarse de lleno a los trabajo del frente que integran PAN, PRD y Movimiento Ciudadano es que se le dé una posición en Puebla.

La puja está entre la presidencia municipal de Puebla o la candidatura al Senado de la República. De concretarse, el gran beneficiado es sólo uno: Gerardo Islas Maldonado, actual secretario de Desarrollo Social del estado de Puebla y hombre muy cercano al morenovallismo.