En el fondo, el panista Inés Saturnino López Ponce debe reír a carcajadas por la caída del Fiscal Especializado para la Atención de Delitos Electorales, Santiago Nieto Castillo luego del desliz cometido por su incontinencia declarativa por el caso Odebrecht y el presunto involucrado, Emilio Lozoya Austin.

Y no porque se haya comprobado que el presidente municipal de Tecamachalco tenga que ver con los grupos de delincuencia organizada dedicados a la ordeña de ductos de Petróleos Mexicanos, popularizados en el país como huachicoleros.

En realidad, con el cese del ex funcionario tras el desliz que orilló su salida de la FEPADE, el presidente de ese municipio poblano puede respirar tranquilo por lo menos de aquí al arranque del proceso electoral porque Nieto Castillo era quien daba seguimiento a la denuncia por violencia política de género en contra de la regidora Ruth Zárate.

El ex fiscal de la FEPADE se había comprometido con la indagatoria en contra de este impresentable presidente municipal, uno de los consentidos en la gestión de Rafael Moreno Valle en el sexenio anterior.

Saturnino López Ponce decidió enviar a un par de sus alfiles a arrojar un puñado de billetes a la mesa de la regidora en septiembre de 2015, a quien le había condicionado sus dietas por el sólo hecho de no aprobar una administración municipal plagada de ocurrencias e improvisaciones, como sucedió en la tragicomedia contada en la película La Ley de Herodes (Luis Estrada, 1999).

El caso mereció atención nacional pues se trató de la punta de lanza de una política pública desde el Senado lanzó un grupo de mujeres comprometidas con la igualdad de género en áreas estratégicas de la toma de decisiones. 

Zárate fue incluso recibida por Nieto Castillo, quien abrazó la causa por el evidente abuso de Saturnino López Ponce, el plutócrata de la región que ahora quiere aparecer en la boleta como candidato del PAN a una diputación federal. 

El reyezuelo de Tecamachalco ríe a carcajada abierta con la desgracia del ex fiscal de la FEPADE.