Si algo le faltaba al decadente Partido de la Revolución Democrática es que cayera sobre su cabeza la maldición morenovallista.

Y eso fue exactamente lo que le sucedió el pasado fin de semana, cuando Carlos Martínez Amador —aún titular del Colegio de Bachilleres del Estado de Puebla— fue impuesto por un sector del PRD como el “nuevo” dirigente estatal de este partido, sustituyendo a Socorro Quezada.

Sin embargo, esa designación aún no ha sido avalada por la dirigencia nacional y como ayer lo expliqué en esta columna, puede ser impugnada por la serie de irregularidades cometidas.

Para nadie es un secreto que el paso de Martínez Amador por el Colegio de Bachilleres ha sido desastroso, su desinterés y desconocimiento por el sector educativo ha llegado al grado de desmantelar la dirección académica, despidiendo especialistas con posgrados y contratar a personal proveniente de Huauchinango con los que tenía pagos pendientes por favores políticos, pero que no tienen ninguna formación académica ni experiencia en el sector educativo. 

La falta de compromiso con el sector académico provocado por los intereses del grupo de Luis Maldonado que considera al COBACH un bastión electoral y su caja chica —ni tan chica—,  ha creado un muy mal ambiente de trabajo en donde la tensión se siente en cada rincón de los bachilleratos, lo cual ha llevado a incrementar en forma exponencial las demandas laborales, además de generarse en no pocas ocasiones roces y enfrentamientos con padres de familia y los mismos alumnos.

Entre otras cosas, Amador volvió a hacer obligatorio el uniforme escolar y asignó la confección de los mismos a la empresa Llaca Publicidad, la cual lleva un retraso de casi 3 meses en la entrega a los diversos planteles del estado; sobra decir la gran presión que ya ejercen los directores de los planteles y los padres de familia.

En días pasados, apenas comenzó la entrega de dichos uniformes en algunos planteles pero incompletos, ya que los deportivos no tienen fecha de entrega programada y ya sólo faltan 5 semanas para terminar el semestre.

Otro foco rojo en la terrible administración de Amador es el procedimiento para el otorgamiento del manejo de las tiendas escolares en donde participaba un comité formado por docentes, alumnos y padres de familia, y ahora sin mediar decidió asignar directamente dichas concesiones, consolidando así su propia cadena de tiendas para su propio beneficio. 

Y para rematar, la negligencia y la incapacidad del hoy dirigente del PRD mantiene al Colegio de Bachilleres en una grave situación financiera, ya que después de 9 meses transcurridos del actual ejercicio presupuestal, aún no han formalizado el convenio mediante el cual se fija el monto de su presupuesto, en el que se asegura la participación del gobierno del estado y del gobierno federal de financiarlo por partes iguales. 

La falta de este convenio, deja vulnerable al Colegio a recortes presupuestales decididos por la federación y más grave aún, que no se paguen a tiempo y en forma completa el incremento salarial a los trabajadores el cual es retroactivo al mes de febrero.

Con ese tamaño de barbaridades administrativas, Martínez Amador ahora es premiado con la muy devaluada dirigencia del PRD poblano y lo peor es que lo hace sin renunciar aún a su cargo en el COBAEP.

Esos son los beneficios que otorga el morenovallismo, en donde no se premia la eficiencia, sino la sumisión y el entreguismo.